viernes, 1 de mayo de 2020

ESTADOS UNIDOS: Costa Noroeste (2) :Norte de California y Washington. - Bigfoot, ¿qué o quién se esconde tras la mítica criatura?



COSTA NOROSTE: NORTE DE CALIFORNIA Y WASHINGTON

Junio 2007


Monte Santa Helena (Washington)



Tercera y última semana de viaje por las Rocosas estadounidenses y canadienses, y la costa noroeste del continente americano. Dejamos atrás el impactante Parque Nacional de Cráter Lake, en Oregón, y nos adentramos en California, para disfrutar de las impresionantes secuoyas que pueblan la parte norte del estado, una zona que se aleja mucho de los típicos paisajes cálidos y playeros del sur. Aquí, la niebla que envuelve los bosques de secuoyas parece ahuyentar al ser humano, y dar al mismo tiempo protección frente a este, precisamente, a numerosas especies protegidas… incluido el bigfoot. Porque, sí, hay una iniciativa privada y formal para exigir al gobierno que se incluya a este ser críptido en la lista oficial de fauna autóctona del estado de California. Más abajo hablaremos de lo que (o quién) se esconde detrás de sasquatch. Lo que no se puede negar es la cantidad tan abrumadora de avistamientos que se producen en la costa noroeste de Estados Unidos, el lugar donde nació la leyenda del mono gigante. Si pasáis por aquí, comprobaréis la cantidad de figuras y tiendas que recuerdan al habitante más famoso de los bosques húmedos del noroeste. No en vano, en esta parte del país se encontró la huella que dio nombre a nuestro protagonista. Si queréis conocer algo más sobre primates mitológicos (o reales) os recomiendo esta entrevista que le hice a Erin Ryder, una aventurera y presentadora de televisión que ha seguido las huellas de estos animales por todo el mundo. En ella nos da pistas sobre dónde hay más posibilidades de encontrar a un mono desconocido a lo largo y ancho de nuestro planeta.Ya os adelanto que la Costa Noroeste de Estados Unidos no es su máxima esperanza. https://viajerodelmisterio.blogspot.com/2018/04/de-viaje-con-erin-ryder.html




Redwood (California)



P.N. Redwood (California)
Pero volvamos a la carretera… Nos adentrábamos en Redwood, un entorno tan bello como mágico, que ha servido de set de rodaje para innumerables películas como Star Wars. ¿Os acordáis de los pequeños ewoks huyendo de los soldados imperiales en moto a través de las profundas y salvajes selvas de la luna de Endor? Lo cierto es que estos graciosos “oseznos” se parecerían mucho a un bigfoot, excepto por su tamaño. Redwood te traslada a ese lugar exótico, pero sin salir de nuestro planeta. Aparte del “tufillo” bigfoot (no me refiero al desagradable olor que dicen desprende la bestia), también nos podemos topar con otro ser legendario del folklore estadounidense. La estatua gigante (haciendo honor a su tamaño real) del leñador Paul Bunyan y su famoso buey azul Babe, que le acompaña cortando árboles a lo largo y ancho del país, os hará sentiros seguros en caso de que oigáis los pasos del gran simio por los alrededores. Aunque se cree que es originario de Bangor (Maine), ciudad donde vive el maestro del misterio Stephen King, y que pudimos visitar en su día (la ciudad, a Stephen no le vimos), el personaje del gigante leñador es famoso en todo el país, y su presencia se siente de costa a costa. 


Tras comprar una máscara para regalar, hecha de madera de secuoya, reservamos un camping en Weott. A pesar de ser las 20.40h, ya es tarde para el horario americano. Intentamos buscar algún sitio para cenar, pero por allí está todo cerrado. El Ranger nos dice que hay un mexicano en el siguiente pueblo, pero no lo localizamos. Decidimos preguntar a un señor con bigote que va en su 4x4, acompañado por su perro, quien muy amablemente nos indica que le sigamos en el coche para llevarnos hasta el restaurante (no, no nos descuartizó en el fondo del bosque). Tras plantarnos en el mexicano, saca una cestita con cerezas de su camioneta y nos las regala. Realmente encantador. Y menos mal, porque en el restaurante, a pesar de haber gente, nos dicen que la cocina está cerrada y que no sirven ya. Ni siquiera nos venden unas simples aceitunas (que no hay que cocinar). Cabreados, volvemos a arrancar el coche para ir al siguiente pueblo, donde los mexicanos nos habían asegurado que había un garito para cenar. Y sí, el garito (nunca mejor dicho) estaba, pero cerrado. Más bien parecía un lugar de citas. Con el estómago vacío, volvimos al camping. Era noche cerrada ya, y debíamos montar todavía la tienda. Con una linterna, lo hicimos a oscuras (montar la tienda) y después de leer el periódico en el coche, nos comimos las cerezas (no parecían estar envenenadas) y a dormir.

Ferndale (California)




Ferndale (California)

Al día siguiente desayunamos en Garberville. Con el periódico en la mano, leemos que un oso negro había sacado a un niño de 11 años de una tienda de campaña en un camping y lo había arrastrado hasta matarlo. Hay que tomarse muy en serio las advertencias y los consejos de los servicios forestales, porque, aunque estéis en un camping, los plantígrados no respetan las barreras. Si buscan comida, se meten hasta en las casas. En Garbeville visitamos el One Log House, un curioso alojamiento que aprovecha el tronco de una secuoya para atraer a huéspedes. Aunque no se alquile, podéis visitarlo. 


One Log House (Garberville)


Atravesamos la “Avenida de los Gigantes”, quedándonos con la boca abierta observando ejemplares tan magníficos de estos árboles tan enormes. Entre bosques de secuoyas, llegamos a Ferndale, donde nos damos un paseo por este agradable pueblo y compramos unas deliciosas uvas de California, en medio de una fiesta… ¡portuguesa! Aquí también se rodaron filmes como “The Majestic”, de Frank Darabont y con Jim Carrey, o “Estallido”, con Dustin Hoffman, que por desgracia nos recuerda, con un virus descontrolado, el triste momento que la humanidad está viviendo con el Covid-19.


Mansión Carson, Eureka (California)


Eureka (California)


Mansión Carson
Siguiente punto: Eureka. Otra bonita población, cuya principal atracción es la Mansión Carson, una espectacular casa de estilo victoriano que perteneció a un acaudalado empresario maderero proveniente de Canadá. Dicen (y probablemente tengan razón), que es una de las casas más bonitas y fotografiadas del país. Aunque, si el día es gris y lluvioso, no es difícil sentirse en medio de una película de terror, donde la maldición de la mansión se apodera de sus inquilinos. Parece ser que Hitchcock se inspiró en esta joya para realizar alguno de sus filmes.

P.N. Redwood (California)

Orick es la entrada al Parque Nacional Redwood (la anterior zona de secuoyas pertenecía al Parque Estatal Humboldt Redwoods). Aquí hacemos el Lady Bird Trail, llamado así en homenaje a Claudia, la esposa del presidente Lyndon B. Johnson, que debía su apodo a su ferviente activismo en favor de la conservación de la naturaleza. Durante el trayecto se advierte de la presencia de osos, pumas y arácnidos peligrosos. De camino de vuelta a Oregón, paramos en Cottage Grove donde cenamos en un DQ (Dinner´s Queen) una hamburguesa de pescado y alquilamos una habitación en el Motel City Center por 45$.


Volcán Santa Helena (Washington)


Después de desayunar en Salem (no confundir con la población de Massachusetts, tristemente célebre por los juicios de las “brujas”, y de la que hablaré en otra entrada) en Dinners, hacemos acopio de alimentos en un supermercado y nos hacemos con CDs de música country (Keith Urban, Brad Pasley, Martina McBride ), con la que llegamos al Monte Santa Helena (Washington), donde todavía se pueden apreciar las devastadoras consecuencias de la erupción volcánica ocurrida en 1980, en la que una explosión inicial equivalente a 500 bombas como la de Hiroshima, arrancó literalmente y de cuajo, media montaña, y la vida de 57 personas. Aunque las explosiones posteriores, acompañadas de ríos de lava y columnas de ceniza, fueron muy destructivas (con una fuerza equivalente a 27.000 bombas de Hiroshima), la lejanía del volcán respecto a grandes núcleos urbanos (se oyó la explosión a más de 300 kilómetros de distancia) y los avisos que dio, evitó pérdidas humanas mayores, limitándose a daños materiales en casas y puentes, carreteras y vías de ferrocarril. La imagen del volcán es impresionante. Comemos allí mismo, rodeados de flores que quieren abrirse paso entre las cicatrices de la devastación. Compramos nuestro bote de ceniza de la erupción y nos hacemos una foto con el bigfoot en el chiringuito de los North Folk Survivors.


Bigfoot (el que está de pie)


Al norte del Santa Helena, se encuentra otro volcán, el monte Rainier, considerado uno de los volcanes más peligrosos del mundo, ya que sus grandes superficies de hielo glaciar, en caso de erupción, pueden producir lahares (flujos de sedimento y agua) capaces de arrasar una gran superficie de terreno. Esta característica le hace ser miembro del club de los Volcanes de la Década, una lista confeccionada por la Asociación Internacional de Vulcanología y Química del Interior de la Tierra, en la que se incluyen, según el criterio de los científicos, los volcanes potencialmente más devastadores, en función de su historial de erupciones y proximidad a zonas habitadas (recordemos que el Rainier está a menos de 90 kilómetros de Seattle). 


Seattle (Washington), con el Monte Rainier de fondo.


Pero esta zona, llamada cinturón volcánico de las Cascadas, o cordillera de las Cascadas, y el Monte Rainier en particular, tiene el honor de ser el lugar donde nació el término OVNI, allá por el año 1947. El 24 de junio de ese año (tres semanas antes del incidente Roswell) https://viajerodelmisterio.blogspot.com/2017/05/suroeste-de-estadosunidos-1-septiembre.html ,Kenneth Arnold, un piloto de Boise (Idaho), observó como una flotilla de nueve aparatos extraños sobrevolaban las cercanías del monte Rainier, mientras él iba en busca de un avión militar perdido. Aunque los avistamientos de OVNIs se remontan cientos de años atrás, el testimonio de Arnold fue ampliamente difundido, y es a raíz de él cuando esta definición tan común en nuestro vocabulario toma más notoriedad. Sin embargo, tal vez muchos no sepan que el término fue un invento de un periodista, que malinterpretó las palabras del piloto. Él dijo que tenían forma de Ala Delta, de triángulo abierto en la parte trasera. Pero al preguntarle por el movimiento de estas misteriosas naves, Arnold indicó que se movían como cuando lanzas un plato al agua, y va pegando botes sobre ella, como un canto rodado. Y así nacieron los "platillos volantes", pese a que Arnold se refería a su movimiento, y no a su forma. 


Seattle




Seattle
Acercándonos a la ciudad donde siempre llueve (Seattle), como era nuestra costumbre, decidimos elegir un pueblo más pequeño para pasar la noche, sin pelearnos con el tráfico de la gran ciudad. A esas horas ya no estábamos para esas luchas. El elegido fue Fife, a 20 millas de la ciudad más poblada del estado de Washington, donde encontramos un Travellodge por 62$. En aquella época el cambio dólar-euro era muy bueno (1euro eran 1.35-1.40 dólares), así que todo nos pareció muy barato. 


En Seattle nació el grunge. Y aunque somos más de rock, heavy o country, para los que os guste este tipo de música, os encantará visitar la ciudad donde nacieron Nirvana, Soundgarden, Pearl Jam o Alice in Chains. Aunque también es la ciudad natal de Jimi Hendrix, Duff McKagan (bajista de Guns N´Roses) o del grupo de las hermanas Wilson, Heart. El cine y la televisión están poniendo el foco en esta esquina del país para rodar sus producciones. Pero Seattle es la casa también de grandes compañías como Amazon, Boeing, Sturbucks o Microsoft, por mencionar solo las más famosas, aunque hay algunas que nos suenan menos, pero que incluso son más potentes. Como veis, Seattle, y el estado de Washington son muy prósperos. La belleza natural de los paisajes mezclada con la vibrante actividad de una gran urbe que mira al futuro. Lo primero que hay que decir de esa ciudad es que nos encantó. Fue una de las sorpresas del viaje. Incluso la lluvia nos respetó. Pero para nosotros, de Bilbao, ese sirimiri casi perpetuo es hasta agradable.


Recinto ferial (Seattle)

Sin duda, el icono, y la principal atracción de la urbe es el Space Needle (Aguja Espacial), que se construyó para una exposición en 1962, y que desde entonces, se ha convertido en la imagen de la ciudad, destacando entre el perfil de rascacielos. Alrededor de esta singular torre (que hablando de “platillos volantes”, parece uno de ellos) hay un recinto ferial con edificios futuristas recorridos por un monorail.

Pike Place Market (Seattle)

El otro gran punto ineludible de la ciudad es el Pike Place Market, el mercado público que da de comer a la ciudad desde 1907, siendo uno de los más antiguos y famosos del país. Allí vemos cómo se lanzan los salmones, visitamos a la cerdita Rachel, la mascota del mercado, y comemos en uno de sus bufetes donde pagas un plato y te pones toda la comida que quieras, (toda la que te entre en el cuenco). A pesar de las malas predicciones meteorológicas, sale el sol y damos un paseo por el muelle. Tras hacer unas compras, vemos al famoso Jackalope, la liebre con cuernos de antílope, que, reconozco, ya de mayorcito creía real. Lo cierto es que tampoco es tan descabellado. Viendo fotografías, no resulta tan extraño. ¿No es el narval mucho más raro y existe? Pues no, de momento, es tan mitológico como el propio Bigfoot…



BIGFOOT: ¿QUÉ O QUIÉN SE ESCONDE TRAS LA LEYENDA DEL GRAN SIMIO?


La posibilidad de que un gran simio bípedo de más de dos metros de altura conviva con el ser humano es tan emocionante como aterradora. ¿Ser mitológico? ¿Una especie de mono sin descubrir? ¿Uno prehistórico que se creía extinguido? ¿Un humano antiguo? ¿Un simple montaje? Estas y otras teorías mucho más atrevidas se discutirán para intentar desentrañar la verdad sobre el Bigfoot (Pie Gande)…

Así es como se le bautizó en 1958 cuando un obrero de la construcción descubrió por casualidad una huella de 44 centímetros de largo cerca de Bluf Creek, California. Analizando el tamaño y la profundidad de la señal, llegaron a determinar que el cuerpo que había dejado esa marca sobre el terreno debía pesar, al menos, 160 kilos. Sin embargo, otros análisis doblaban la cifra hasta los 320 kilogramos. El hallazgo saltó inmediatamente a la prensa, pero pareció difuminarse poco después, hasta que casi diez años más tarde, en 1967, Bigfoot apareció de nuevo. Esta vez no se trataba de su rastro, sino de un enorme ejemplar, vivo y en movimiento, que pudo grabarse en esta zona del norte de California por dos vaqueros que iban a su encuentro.

A pesar de sus años, la grabación de 40 segundos en 16mm de Roger Patterson y Robert Gimlin, es, a día de hoy, la prueba más clara de la posible existencia de Sasquatch. Y la más polémica y controvertida también. A pesar de la nitidez de las imágenes en movimiento de la bestia, (que incluso mira a cámara), las nuevas tecnologías todavía no han sido capaces de dictaminar sentencia. Ni las tecnologías, ni los científicos. La mitad se decantan por la autenticidad de la cinta, y la otra mitad opinan que es un montaje. Tratemos de poner la información sobre la mesa, y que cada uno decida…

Los que defienden a la criatura, aseguran, a través de un profundo análisis morfológico y de movimiento, que es difícil que un humano disfrazado tenga esos movimientos tan naturales. Las facciones de la cara, en sus apreciaciones, son perfectamente compatibles con las de un simio. Y para ellos, en aquella época, ni en Hollywood había trajes tan bien hechos. Los rasgos, el tamaño, el pelaje, el movimiento… no tienen duda, se trata de un verdadero simio. Sin embargo, los escépticos, se van, precisamente, hasta la meca del cine para destapar el fraude.

Aquel día, Patterson y Gimlin salieron sobre sus monturas en busca del Bigfoot… y lo encontraron (una hembra parece ser). Tuvieron suerte. O quizás no fue el azar el que les presentó al gran primate… Parece ser que Patterson estaba angustiado por su situación económica. Era un inventor sin mucho éxito. En 1966, el año anterior a la famosa grabación, había publicado un libro que no vendió lo esperado y deseado. Y habría pedido dinero para financiar una película. Ese pasado es un enorme botón de salida que aprietan los que no creen en la filmación para bajarse del autobús de Patterson y Gimlin. Por supuesto, que estos últimos investigadores también aportan sus pruebas científicas y sus estudios. Pero si ni siquiera ellos se ponen de acuerdo… ¿Cómo vamos a salir de dudas? Nadie puede probar que es verdadera y nadie puede probar que es falsa, al menos al 100%, esa y otras muchas grabaciones. Salieron muchas personas asegurando que eran ellas las que estaban debajo de ese traje, aunque muchas de ellas no supieran ni llegar al lugar de la grabación. Patterson murió en 1972 sin cambiar de opinión, y Gimlin (creo que todavía vivo) sigue asegurando que el video es real. Yo, particularmente, en el caso del que estamos hablando, sin mirar al pasado de Patterson, me inclino porque es falsa. Es mi sensación al ver el video. Pero que cada uno saque sus conclusiones. Ahora bien, ¿quiere decir eso que no exista el bigfoot?

Yo viajo más al pasado, cuando no existían todavía ni las cámaras de video ni las de fotos, y escucho a los indios nativos americanos que hablaban de un terrible gigante peludo caníbal que vivía en las montañas, el skookum. En 1847, las tribus indias de esta zona de la costa Pacífica ya temían al demonio de la montaña, y ninguna tribu se atrevía a merodear por sus dominios, en las cercanías del monte Santa Helena, el famoso volcán del estado de Washington.

Bigfoot o Sasquatch (así llamado en Estados Unidos y Canadá), es avistado a lo largo y ancho de toda la geografía estadounidense, de oeste a este y norte a sur, incluso en Florida. Pero este gran simio también tiene parientes alrededor de todo el planeta: Yeren (China), Yeti (Himalaya), Yowie (Australia), Kunk (Andes), Almas (Cáucaso, Rusia) o el Orang Pendek (indonesia), son solo sus primos más famosos. ¿Son producto de las leyendas que corren de país en país? Algunas comunidades indígenas han dejado testimonio de estos avistamientos desde hace siglos, y no estaban conectadas entre sí. Es posible que haya un gran simio (o varios) sin descubrir en nuestro planeta. En el año 2007 los científicos se llevaron una gran sorpresa al grabar (después de varios años detrás de él) al chimpancé de Bili en la selva de la República democrática del Congo. Los nativos hablaban de ellos, pero la situación de guerra civil del país hacía difícil su búsqueda. No estamos hablando de pequeños monitos, sino de una especie más grande que el chimpancé normal, más próxima al gorila, con una fuerza enorme, que puede permitirle enfrentarse, se atreven a decir, hasta al mismísimo rey de la selva, el león.

Dicen que los aullidos, gruñidos y gemidos del bigfoot (sobre todo de noche. Parece que es un ser nocturno) son estremecedores. Tanto como los de un oso o un gorila. O tanto como los de un animal híbrido salido de la mezcla de estas dos especies, otra de las hipótesis que se manejan entre los criptozoólogos. Aunque no sé si serían compatibles…

Pero hay otro candidato mucho más estimulante para nuestra imaginación… el Gigantopithecus, un primate homínido que habitó Asia entre 1.000.000 y 100.000 años atrás, y que pasó a América del Norte, como los antiguos humanos, a través del Estrecho de Bering. Esto explicaría los avistamientos por todo el planeta. Y sus medidas, de 3 metros de alto y 300 kilos de peso, coincidirían con las apreciaciones de los testigos y las supuestas huellas encontradas. ¿Podría, algún ejemplar de Gigantopithecus, o un descendiente suyo, haber sobrevivido hasta nuestros días? Apasionante...

Tanto como lo es la posibilidad de que no se trate de un simio… sino de un humano. El Homo Heidelbergensis (600.000 – 200.000 años) era un robusto homínido que medía 1.75-1.80, (incluso 2 metros) y pesaba 135 kilos. Tenía mandíbula saliente y una gran abertura nasal, como un simio. Sus huesos gruesos necesitaban unos músculos muy fuertes para moverlos, y aunque parezca mentira, se calcula que podrían alcanzar los 55 kms/h (frente a los 43 kms/h de un velocista actual).  Ellos enterraban a sus muertos, lo que puede explicar que nunca se hayan encontrado cadáveres ni huesos. De hecho, muchos científicos consideran que el Homo Heidelbergensis es un Neanderthal antiguo, y hoy en día sabemos que neanderthales y humanos modernos compartieron tiempo y espacio. Coincidieron.


Pero nos queda una última teoría, igual, o más increíble que las anteriores. No sabemos si tiene que ver con el bigfoot, pero lo que sí es cierto, es que es real. Y nos acerca hasta los sacerdotes – chamanes de la tribu de los squamish. Estos indios, que ocupaban la costa noroeste de Estados Unidos y la zona de la Columbia Británica en Canadá, llevaban a cabo un ritual iniciático para conocer los secretos de la naturaleza, que consistía en aislarse en los bosques durante diez años, sin contactar con nadie. Se trataba de un entrenamiento espiritual y físico en el que sobrevivían como hombres salvajes, cazando y viviendo de la madre naturaleza. Se cubrían con musgo y líquenes, que, con el tiempo, se volvían viejos y negros, lo que podría explicar las visiones del bigfoot que lo caracterizan como a un humano peludo, que caza y come animales. Y lo que podría dar sentido a la leyenda del skookum (el demonio de la montaña). Se tratan de costumbres ancetrales que bien pudieran parecer de otro siglo, pero lo más impactante es que, hoy en día, aunque en menor medida, se siguen practicando.



Como veis, hay varios candidatos a protagonizar el papel de bigfoot. Es posible que solo sea una leyenda, pero también es posible que sea real, como creen muchos científicos de la talla de Jane Goodall, por ejemplo, antropóloga inglesa y una de las primatólogas más famosas. Goodall, la mayor especialista en el mundo, probablemente, en chimpancés, está segura de que hay un gran simio por descubrir.