Si hablamos de ciudades coloniales en Malasia, la primera
que aparece en boca de todos es Malaca. Llamada así por un árbol autóctono,
esta ciudad, Patrimonio de la Humanidad, pasó por manos portuguesas en el siglo
XVI, por las holandesas en el XVII y por las británicas en el XVIII. Allí
habitan los babanonyas, peranakan o chinos del estrecho, que son descendientes
de los primeros comerciantes chinos que se casaron con mujeres malayas.
Stadehuys, Malaca |
Rickshows para turistas |
A riesgo de encrespar a mucha gente, debo confesar que me
esperaba más. Tal vez oí tanto hablar de ella, que cuando llegué dije… “¿ya
está?”. A lo mejor es mi ilusión, que embellece las cosas antes de verlas, pero
me defraudó un poco. El turismo de masas tampoco ayuda, y los rickshows rositas
horteras para los turistas le dan un ambiente demasiado “ferial”. Lo más
bonito, sin duda, es la plaza holandesa, donde se encuentra la famosa iglesia anaranjada
del Cristo, que aparece en todas las postales. Es muy bonita, pero muy difícil de
fotografiar a causa de la ingente cantidad de personas que trata de hacer lo
mismo que tú. La Stadehuys es tan pequeña que te tendrás que pegar con todos
los turistas que se concentran enfrente de la coqueta catedral. Con todo, hay
cosas históricas que merece la pena ver, como la fortaleza, la puerta de
Santiago, el templo Cheng Hoon o de las nubes verdes (el
más antiguo de Malasia), el museo Budaya, y por último, no dejéis de subir una
pequeña colina para pasear por el esqueleto de la iglesia de San Pablo, donde
estuvo la tumba de San Francisco Javier durante un año, antes de ser llevado a
Goa (India) para darle definitivamente descanso.
Ticket de parking en Malaca |
Una cosa que os sorprenderá en Malaca, si llegáis en coche, es
su sistema de aparcamiento. Tendréis que comprar un cupón del “rasca” para
determinar la hora y el día del boleto (1 día entero – 1 euro). Como curiosidad
también, podréis comprar las típicas nueces de Betel, que es la semilla seca de
la palmera areca. Pero no comáis muchas (o sí, depende de vuestros planes)
porque dicen que son afrodisiacas. La mascaban para ennegrecer los dientes
porque era signo de estatus. Como cambian los tiempos. Después de comer un buen
menú (los 2 por 7 euros. Incido en los precios porque nos pareció muy barato
comer en Malasia), enfilamos hacia Port Dickson, parando a ver el complejo
megalítico de Pengkalan Kempas, con tumbas islámicas del 1400. Antes de llegar
a nuestro destino, atravesamos un inmenso palmeral donde vemos un bonito
ejemplar de Martín Pescador azul (me encantan los pájaros).
Al fin llegamos al Eagle Ranch Resort. Es un complejo
hotelero dedicado al far west, donde te puedes alojar en un edificio con forma
de carromato-caravana o tipi (ya lo habíamos hecho en Estados Unidos) por 40
euros. Es un sitio tranquilo. Damos un agradable paseo hasta el faro de Cape
Rachado y cotilleamos entre los hoteles de mega lujo. Nosotros no somos de
estar varios días en un sitio, pero los que busquéis descanso, en Port Dickson
tenéis hoteles muy buenos para pasar unas jornadas de asueto, cerca de Kuala
Lumpur.
Distrito financiero, Kuala Lumpur |
Era hora de dejar nuestro coche en el aeropuerto de la
capital, para dedicar unos días a recorrer la fascinante Kuala Lumpur. Lo
primero que hacemos al llegar es reservar el “The 5 Elements”, un hotel muy
bueno, por 25 euros la noche con desayuno (no sé de donde saca beneficio esta
gente), y lo segundo, sacar los billetes de autobús a Singapur (unos 10 euros),
desde dónde tomaríamos vuelo de regreso. Todo había salido muy fácil: dejar
coche, ir en autobús hasta la ciudad, encontrar hotel, sacar billetes de
autobús… (pim pam pum, fuera). Así que, un día que teníamos dedicado a “papeleo”
digamos, lo aprovechamos para ver un montón de cosas… la plaza Merdeka o de la
Independencia, en el distrito colonial, con el Royal Selangor Club, el edificio
del Sultán Abdul Samad de 1897 (la construcción más bonita de la ciudad), el
altísimo mástil de la bandera (100 metros), la mezquita (del viernes) de Masjid
Jamek, el templo Sri Maha Mariamman, el templo de Guan Di, el Chinatown, con
Jalan Petali y su mercado nocturno… La caminata y el calor, hicieron que nos metiéramos
a refrescarnos con una Coca-Cola y un café frío en un centro comercial. En uno
de los últimos pisos había una sala gigantesca de lo parecían ser maquinitas de
juegos ochenteras, un tanto oscura y siniestra, que estaba custodiada por un
fornido vigilante. Desde la distancia parecía un antro de apuestas de la mafia.
Edificio Sultán Abdul Samad |
Seguimos de ruta por Mercado Central, de 1930, donde
compramos dos pashminas y alguna cosilla más para la familia. Antes de ir a
descansar, localizamos el hostal que habíamos reservado desde casa para los
siguientes días (dejamos uno de margen para posibles imprevistos).
Torres Petronas de noche |
Tras desayunar un excelente buffet en el “The 5 Elements”,
trasladamos el equipaje al hostal “The Explorers”, para así ya, desentendernos
de él, y poder dedicarle todo el día a la ciudad. Después de hacer otra pasada por el
Central Market para hacerle una foto de día, la presa mayor de hoy sería, como
no, las Torres Petronas. Así como os dije que en Melaka me faltó un poquito (no
por la historia, que la tiene, y mucha, sino por la falta de "estética"), Kuala
Lumpur nos despertó el sentimiento contrario. Y mucha culpa de ese encanto que
desprende la capital la tiene el edificio diseñado por Cesar Pelli. Con 452
metros de altura (en su momento,1998, el más alto del mundo), está construido
de acero, y con forma de estrella de ocho puntas, que simboliza la armonía para
los principios islámicos. En la planta 41 hay una vertiginosa pasarela que une
las dos torres. A nosotros nos impactó la grandiosidad y la elegancia del
edificio. Pero si de día es espectacular, durante la noche es cuando se vuelve
mágico. No dejéis de acercaros cuando se vaya el sol, y sentaros en un banco
del parque que le rodea, para admirar durante unos minutos tan magnífica obra
de la ingeniería.
Torres Petronas |
Al volver al hostal pasamos por la torre de Comunicaciones
(421 metros), pagamos la habitación (30 euros/2noches) y nos acomodamos. Hay
café (todos los que quieras) e internet gratis (siguen sin salirme las
cuentas). Nos vamos a cambiar euros (el mejor cambio de todo el viaje), y volvemos al
Central Market a gastar como capitalistas. Nada, un par de máscaras, y un
vasito. Nos pilla una tromba de agua impresionante, pero sólo hay que esperar
un poco, y aclara. Son rachas intensas, pero cortas. Y de ahí, a cenar en las
Torres Petronas, para disfrutarlas de noche. El ambiente es muy familiar. Te
sientes tremendamente seguro y muy a gusto. La iluminación de las torres es
espectacular. Al volver al hostal, vivimos el momento Benny Hill del viaje
(poneos la musiquilla). En la azotea, relajándonos con nuestros libros y
revistas, asistimos a un desfile de huéspedes, que no paraban de entrar y
salir, preguntándonos, visiblemente nerviosos, por la clave del “Guai Fai”
(Wi-Fi). Fue un momento muy cómico, porque realmente se les veía sufrir por no
poder conectarse (no parecía que fuera por necesidades del trabajo).
Calao |
Volvía a amanecer sobre Kuala Lumpur, y el cielo invitaba a
salir de nuevo para callejear por la ciudad. Tomamos un desayuno espartano de
café y tostadas (y contentos, por ese precio), y nos dirigimos a fotografiar la
estación de tren diseñada por Hubbok. Es blanca, como de estilo hindú. Después
paseamos por los jardines del lago Taman Tasik Pardana, con un puente blanco y
una bonita vegetación, y nos dirigimos al Bird Park, el aviario más grande del
mundo, con más de 3000 pájaros. A mí no me gustan los zoos, pero disfruté mucho
interactuando con las aves. Los agapornis te rodean para que les des de comer,
y tienes la posibilidad de que grandes pájaros se posen en tu brazo. La verdad
es que yo, que tuve loro, me asusté un poco al ver al impresionante calao a
pocos centímetros de mi cara. Pensé, “como se enfade y se revuelva, me arranca
un ojo”. Pero por fortuna, estaba muy tranquilo y no pasó nada. Durante el
recorrido, una televisión nos hizo una encuesta, y al decirle que éramos de
Bilbao, la chica se emocionó, porque había estado aquí de intercambio. Muy
simpática. Durante el paseo, al acercarnos a ver un durian de cerca, un
abejorro gigante picó a mi compañera, provocándole una tremenda hinchazón, y el
dolor más intenso de su vida. No supimos qué bicho era, pero le dejó el brazo
como Popeye.
Tras el buen rato en el aviario (excepto este último percance), dimos otra última vuelta hasta las Petronas para despedirnos. Cenamos,
y a planear Singapur. Pero ese ya, será otro viaje…
Unas pequeñas advertencias para los más fiesteros y cariñosos. No hagáis esto en la calle. |
Entrada de un hotel |
Os dejo a bordo del misterioso vuelo del MH370…
¿DÓNDE ESTÁ EL MALAYSIA AIRLINES MH370?
La madrugada del 8 de marzo de 2014, el vuelo MH370 de Malaysia Airlines despegaba del aeropuerto de Kuala Lumpur con destino a Pekín. Dos horas más tarde, entrando justo en espacio aéreo vietnamita, se perdía la comunicación con el aparato.
Los medios de comunicación de todo el mundo ya se habían hecho eco de la noticia, y abrían los informativos con la imagen del Boeing 777 encabezando los titulares. ¿Cómo era posible, que en pleno siglo XXI, un avión de ese tamaño no dejara rastro? Las horas pasaban, y lo que muchos temían que fuera un accidente, no acababa por confirmarse.
Para entender mejor el enigmático caso del MH370, intentemos conocer un poco mejor la tecnología que lo rodea, para darnos cuenta, de que, a pesar de todo, hasta los avances más punteros tienen agujeros.
El Boeing 777 es una aeronave de fabricación estadounidense con más de 20 años de vuelos en sus alas y con uno de los historiales más limpios de la aeronáutica. Un avión fiable y moderno como pocos. Con las revisiones pasadas, el piloto no dio aviso de ninguna incidencia mecánica, por lo que en principio, se hacía difícil pensar en un fallo técnico. La hipótesis del secuestro empezó a tomar importancia cuando se confirmó que el piloto cambió de rumbo y viró hacia el oeste, en dirección contraria al destino. Los radares de tierra le iban localizando, pero tenían una limitación de 300 kilómetros de alcance. Cuando el avión se internó en el inmenso océano Indico, perdieron su rastro. Pero, ¿qué hay de los satélites? Son capaces de localizar objetos de medio metro a cientos de kilómetros de distancia y hay más de mil de estos sofisticados artilugios orbitando nuestro planeta. El problema es que los más avanzados pertenecen a las grandes potencias, y no es fácil conseguir que los militares “presten” sus servicios a una causa civil, porque, evidentemente, si están buscando un avión de pasajeros, no están vigilando al enemigo. Pero, aun haciéndolo, no es fácil fotografiar a esa velocidad. De hecho, si no hay una firma térmica (explosiones, fuertes chorros de fuego) es difícil localizar el objeto en concreto.
Boeing-777 de Malaysia Airlines |
Descubrieron que dos iraníes viajaban con pasaportes falsos, robados a turistas europeos en las playas de Tailandia. Interpol pone a disposición de las aerolíneas una extensa base de datos con una lista de pasaportes robados, pero a día de hoy, casi nadie la consulta. Los hombres eran unos refugiados que querían pedir asilo en Europa. Al principio se pensó en un secuestro para llevar el avión a Afganistán o Pakistán, pero una vez los expertos hubieron determinado la trayectoria hacia el sur, los que apostaban por esta hipótesis se vieron desconcertados. En esa parte del planeta no hay ninguna zona conflictiva, ni ningún país en el que pudieran aterrizar que apoye el terrorismo. De hecho, no hay nada… sólo agua. ¿Por qué hacer tantos kilómetros si sólo querían estrellarse? Entonces el suicidio empezó a ganar adeptos. No era la primera vez que un piloto decidía precipitarse al mar o a la tierra, y matarse él, y a todo el pasaje. Recordemos el vuelo de Egyptair de 1999 o el más reciente de Germanwings. Según investigaciones posteriores, parece ser que el FBI encontró un simulador en casa del piloto, en el que se había entrenado varias veces la ruta hacia el Indico que siguió aquella noche el vuelo de Malaysia Airlines. ¿Caso resuelto?
Océano Indico (izquierda) |
De una u otra forma, cualquiera de las dos principales causas llevaban al mismo final. Meses después, barcos y aviones de 14 países seguían buscando los restos de la aeronave sin ningún resultado. La zona era inmensa, y como dijo un oficial australiano implicado en la búsqueda, que para buscar la aguja en el pajar, primero había que situar dicho pajar, porque no sabían ni en qué zona debían concentrarse. Años más tarde, aparecían en isla Reunión los restos del fuselaje de un avión, que, arrastrados por las mareas, habían llegado a las costas de esta paradisiaca isla francesa cercana a Madagascar. Junto con otras piezas halladas (6) en el golfo de Mozambique, se enviaron a Francia, donde expertos en aviación determinaron “con casi total seguridad” de que se trataban restos del misterioso avión de la compañía malaya. Eran de un 777 y la numeración parecía coincidir. La búsqueda se suspendió, y con ella, se acabaron las esperanzas de encontrar la caja negra que pudiera esclarecer los hechos. Se sabía (o intuía) lo que había sucedido, pero no cómo ni por qué. La caja negra (que en realidad es naranja/roja) tiene una baliza submarina que se activa al entrar en contacto con agua salada, emitiendo una señal durante 30 días. Tiempo que ya había sido sobrepasado con creces. De todos modos, otra de las limitaciones de este dispositivo clave, es que sólo graba las conversaciones de cabina de las dos últimas horas, reescribiendo encima de las anteriores. Es decir, si el momento clave fue el giro, el avión estuvo volando otras seis horas más, de las que puede que no se extrajera nada concluyente. El misterio del MH370 se cerraba, pero no se aclaraba.
Si toda esta historia os ha parecido un tanto desconcertante, no dejéis de leer, porque lo que viene a continuación (no, todavía no se ha acabado) os dejará totalmente aturdidos por lo increíble que resulta.
Hay una tesis muy atrevida circulando por ahí, cuyos defensores tratan de apoyar con datos precisos. Tengo que reconocer que cuando la conocí, me quedé con la boca abierta. Escalofriante, de verdad. Bueno, allá vamos…
Atolón similar a Diego García |
Chip
|
Robots |
Apabullante, ¿verdad? Es un guion digno de una superproducción de Hollywood. Muchos dicen que los americanos se adelantaron a chinos y rusos, que tenían pensado realizar el mismo secuestro, una vez el avión hubiera entrado en su espacio aéreo, para hacerse con toda esa tecnología.
Lo cierto es que me niego a creer que maten a 230 personas para secuestrar a 8 o 9, y que los tengan encerrados en un atolón en medio del Indico trabajando en la sombra para los intereses de la nación. Supongo que habría otras formas de hacerlo mucho menos traumáticas. En fin… ahí os dejo los datos para que saquéis vuestra propia opinión, y si os apetece, votar por lo que creéis que sucedió con el misterioso vuelo del Malaysia Airlines MH370.
Os dejo la encuesta.
Hasta la siguiente.