De niño soñaba con explorar el Polo Norte, con descubrir
civilizaciones perdidas en medio de la selva, con bucear bajo el océano en
busca de animales desconocidos, con escalar montañas malditas, con adentrarme
en el universo a la caza de nuevos planetas… El cine y la literatura, nos
mostraban a intrépidos exploradores que nos invitaban a descubrir lugares de
fantasía que, asombrosamente, crecían en nuestro mundo. Personalmente, Roald
Amundsen es uno (y tengo pocos) de los personajes históricos que más admiro. No
sólo por sus hazañas, sino por su carácter y humanidad. Si podéis, leed alguna
biografía suya, porque es un hombre realmente extraordinario. Disfrutaréis
conociendo su vida, más que si leéis la mejor novela sobre expediciones
polares.
Hoy en día, tal vez los exploradores no sean los
protagonistas de los sueños de los niños, pero siguen ejecutando proezas tan espectaculares
como las de los antiguos aventureros. Y tal vez no ocupen portadas de
periódicos, pero sus trabajos e investigaciones bien merecen una atención y un
reconocimiento social por parte de todos nosotros.
Por fortuna, hoy podemos hablar con uno de estos
exploradores, que todavía realiza expediciones de la misma manera que lo hacían
sus antiguos compañeros del siglo XX, a pie, y sin vehículos de motor. Ramón
Larramendi (Madrid, 1965), posee una larga trayectoria y experiencia en el
Ártico y la Antártida, donde ha realizado numerosas expediciones, entre las que
destaca la Expedición Circumpolar, una
ruta de 14.000 kilómetros, que cruzó, desde el sur de Groenlandia hasta Alaska,
con la ayuda de un trineo de perros y un kayak. Esta hazaña, que duró 3 años
(1990-1993), nunca ha vuelto a ser hecha por ningún ser humano. Su hito le valió
entrar en las páginas de la prestigiosa revista National Geographic, algo que hasta entonces, ningún español había
conseguido. Como miembro del equipo de Televisión
Española “Al filo de lo imposible”, llegó al Polo Norte geográfico y al
Polo Norte magnético. Así mismo, con la expedición “Polo Sur sin límites”,
llevó a personas con discapacidad hasta el Polo Sur geográfico. Con el Trineo del Viento, un vehículo polar
movido por energías renovables diseñado por él mismo, ha recorrido más de
18.000 kilómetros por ambos Polos. En 1997 funda Tierras Polares, una agencia de viajes especializada en viajes
polares, que se encarga de llevar a los viajeros hasta estos maravillosos
paisajes blancos. Es miembro de la Sociedad
Geográfica Española, y ha puesto en marcha el proyecto Inuit Climate
Patrol, con el que intenta preservar y promover las tradiciones de los inuit,
cuyo idioma habla (de hecho, vive en Groenlandia durante muchos meses del año).
Y además ha escrito tres libros:
Esquimales (Mapfre, 1991), Tres años a
través del Ártico (Desnivel,1993) y Expedición
Transantártica 2005-2006 Primera navegación a través del continente helado
(Acciona, 2011). Si queréis conocer un poco más a Ramón y sus expediciones y
proyectos, podéis pasaros por su página www.ramonlarramendi.com o en
Antes de pasar a las preguntas, me gustará agradecer a Ramón
su amabilidad por concederme esta entrevista.
¡Poneos los esquís!
"El calentamiento global actual lo hemos acelerado los seres humanos, no es natural y a nuestra escala vital no es reversible" - Ramón Larramendi
"El calentamiento global actual lo hemos acelerado los seres humanos, no es natural y a nuestra escala vital no es reversible" - Ramón Larramendi
Ramón Larramendi (Cortesía de Ramón Larramendi) |
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¿Te has planteado alguna vez, abandonar la nieve
y el hielo, para afrontar otro tipo de expediciones? Creo que recorriste parte
de África…
Me gusta viajar por otros
lugares, pero desde muy joven me he sentido atraído por los hielos y Ártico y
Antártida son los lugares que más me fascinan para realizar expediciones de
exploración. Siendo muy joven, en 1987, tras un viaje a Groenlandia decidí seguir
hacia el sur y acabé en la frontera de Egipto con Sudán. Me impactó mucho
África, pero prefiero el mundo de los hielos.
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¿Dónde te sientes más a gusto, en el Ártico o en
la Antártida? ¿Cuál crees que conoces mejor? ¿Son igual de duros?
Me siento mas a gusto en el Ártico, porque
de hecho es mi casa, en el sentido literal, dado que vivo en Groenlandia varios
meses al año. Además, es mas humano, la Antártida es el lugar mas duro.
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¿Qué gran travesía te queda pendiente?
Quiero hacer la circunnavegación interior
de la Antártida con el Trineo de Viento, una travesía de más de 7.000 kms jamás
realizada. A finales de este año 2018 también quiero hacer otra
expedición a la Antártida de 2000 kms que será la primera 100% sostenible de la
historia con mi eco-vehículo polar Trineo de Viento. Este vehículo, destinado a
la ciencia plar, el más importante proyecto que tengo en marcha y con él he
recorrido casi 30.000 kms. Para hacer esta travesía acabo de lanzar un
crowdfunding para conseguir fondos, y animo a la gente a participar
(link: https://www.verkami.com/projects/20100-la-primera-circunnavegacion-antartica)
.
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En algún momento, de alguna expedición,
¿pensaste que no volverías a casa? ¿En cuál sufriste más?
Es algo que he pensado en varias ocasiones,
pero especialmente en la Expedición Circumpolar, en la que recorrí más de
14.000 kms por mis medios siendo muy joven, entre 1990 y 10993. Fueron tres
años y hubo momentos en los que estuve perdido, sin radio, sin comida...
En fin, que piensas que el panorama es realmente negro, pero al final no hay
que dejarse vencer y, afortunadamente, la Circumpolar acabó siendo un
éxito.
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Supongo (corrígeme si no), que eres de los que piensa
que se está produciendo un cambio climático que está derritiendo los polos. ¿Es
un proceso irreversible?
Efectivamente, es algo que he podido ver a
lo largo de mi vida con mis propios ojos. Lugares por lo que pasé en la
Circumpolar hace 25 años, hoy están totalmente deshelados. De hecho, es un
viaje que no se podría repetir. Y lo mismo pasa en Groenlandia, donde veo
disminuir los glaciares. Respecto a si es irreversible, en el futuro puede
haber un enfriamiento global, como lo hubo en el pasado, pero el calentamiento
global actual lo hemos acelerado los seres humanos, no es natural y a nuestra
escala vital no es reversible. Aunque ahora comenzáramos a contaminar cero, no
se enfriaría el clima a la temperatura media global de la primera mitad del
siglo XX. El problema es que seguimos generando CO2 y las perspectivas son aún
peores que lo que ya tenemos aquí: sequías prolongadas, fenómenos meteorológico
extremos, subida del nivel del mar.
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El ser humano se expande, sin parar, a lo largo
y ancho del mundo. Cada vez quedan menos regiones vírgenes en nuestro planeta.
Selvas, desiertos… e incluso el mar, ya son presa del cemento. ¿Temes que algún
día (quizás el calentamiento global colabore en ello) se vean rascacielos sobre
estos santuarios de hielo y nieve, a los que tanto empeño dedicas en proteger
de la avaricia humana? La riqueza del suelo ártico, en forma de minerales, y
oculta durante tantos años, ¿puede atraer a la codicia del hombre?
Ya está pasando. A nivel estratégico es una
zona muy 'golosa' tanto por sus riquezas naturales como porque será lugar de
tránsito para el transporte mundial. Así como la Antártida es un territorio
dedicado a la ciencia, sin dueños, el Ártico se lo reparten entre varios
países, que saben de la riqueza de su subsuelo. Espero no ver nunca bloques de
cemento como los que comenta en zonas donde hoy veo hielo milenario.
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El proyecto Inuit Climate Patrol trata de
salvaguardar las tradiciones inuits. ¿Podrían hacer, los gobiernos de los que
son ciudadanos, algo más por ellos? ¿Tienen el bien estar social necesario?
Los inuit son privilegiados desde el punto
de vista de que dependen de países del primer mundo, y su bienestar material
esta ya asegurado. Groenlandia depende administrativamente de Dinamarca, por
ejemplo. Pero ese apoyo económico no favorece la conservación de su la cultura
milenaria, que inexorablemente va desapareciendo poco a poco y es lo que
el proyecto Inuit Patrol quiere ayudar a
conservar. En realidad, es lo mismo que ocurre con otras culturas indígenas,
pero quizás es menos visible.
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¿A qué gran explorador de la historia admiras?
Al noruego Fridtjo Nansen, que
lideró la primera travesía por el interior de Groenlandia en 1888 y que luego
fue el primero en intentar llegar al Polo Norte Geográfico entre 1893 y 1896.
También al noruego Roald Amudsen, el primero en llegar al Polo Sur en 1911 tras
una gran odisea y a Vilhjalmur Stefansson, un explorador canadiense que
organizó una gran expedición ártica al principio del siglo XX.
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En la trágica carrera de 1911 entre Scott y Amundsen
para llegar el primero al Polo Sur, el explorador noruego consiguió vencer por
34 días. El británico y su expedición perdieron, y perecieron. Una de las
claves, parece ser, fue la elección de los animales. Mientras que Amundsen apostó
por perros, Scott optó por ponis siberianos, que no aguantaron como él
esperaba. ¿Qué raza de perros es la más preparada para estas condiciones tan
extremas?
El perro de expedición es el Groenlandés, o
eskimo dog. Son los mas duros.
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¿Cuál ha sido el viaje de tu vida? ¿Qué país te
gustaría visitar?
Me gustaría tener ocasión de viajar a las
islas del Pacífico, a Fiji, las islas Marquesas, Polinesia Francesa... Pero, como
decía antes, el viaje de mi vida ha sido la Circumpolar, que fue la que ha
marcado toda mi trayectoria.
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Y, por último, un par de anécdotas históricas y
de misterio… Dicen que el último soldado alemán en rendirse en la II Guerra
Mundial, lo hizo, precisamente en la Antártida, donde Hitler, había construido
instalaciones militares. Muchos creen que la Operación Highjump, que el ejército norteamericano ejecutó en el
continente blanco durante los años 1946-47, no sólo tenía como objetivo probar
armamento bajo condiciones extremas de frío. Muchos aseguran, que semejante
despliegue naval en la Antártida estaba destinado a destruir las últimas bases
del ejército nazi. ¿En tus largos kilómetros recorridos por esta superficie,
has visto u oído algo sobre el tema? ¿Ves factible semejantes construcciones?
¿O crees que son pura leyenda?
Me temo que todo eso es pura
leyenda... Además, en realidad, los
últimos soldados estaban en el archipiélago de Svalbard, que pertenece a
Noruega.
Gracias, Ramón.