ISRAEL: EL MAR MUERTO, MASADA Y QUMRÁN.
Junio 2018
Junio 2018
Volvíamos a cruzar la frontera para regresar a suelo israelí,
después de disfrutar de dos días inolvidables en el desierto jordano de Wadi
Rum. En 50 minutos, el taxi nos trasladaba hasta los límites del país, donde
pagaríamos una tasa de 14 euros por haber permanecido sólo dos noches en
Jordania (90 dólares si es una, y nada si son 3 o más). Tras un breve
interrogatorio por parte de la policía hebrea, pasamos los controles y
enseguida estábamos de nuevo al volante de nuestro Micra, que, por otra parte,
nos esperaba sin ningún percance, tal y como lo habíamos dejado (con un poco
más de polvo).
Hoteles del Mar Muerto |
Aunque puedan parecer
un poco bruscos a la hora de hacerte las preguntas de rigor por seguridad,
luego, el personal es correcto. Quizá los más sensibles puedan sentirse un poco
presionados, pero no hay nada que temer. Nosotros, no muy hábiles con el
inglés, nos vimos inmersos en una pequeña confusión. Te suelen preguntar por
qué viajas a Israel, el recorrido que vas a hacer y hasta los hoteles donde vas
a dormir (nosotros íbamos sobre la marcha, así que no hay que tener todo
cerrado), pero al responder por el destino de ese día, yo contesté Masada y
mi compañera, situada a mi costado y un poco floja de oído (da igual castellano
que inglés) 😊, entendió dónde habíamos dormido la noche
anterior. Respondió Wadi Rum. Es entonces cuando el funcionario afiló sus
dientes y sus neuronas y se puso más incisivo ante esa versión contradictoria
que le dimos al unísono. Le explicamos el malentendido, ya que no dominábamos el
idioma, y le confirmamos que íbamos a pernoctar esa noche en Israel
(evidentemente, estábamos atravesando la frontera, sería absurdo atravesar y volver
de nuevo a Jordania) pero él insistía, y tras convencerle, logramos pasar . El
papeleo es fácil y rápido.
Mar Muerto |
Tras rellenar el tanque de gasolina, emprendemos rumbo hacia
el norte, a Arad, donde nos esperaba el desierto de Judea. Pero la primera
parada iba a ser el Mar Muerto, con sus complejos hoteleros de lujo y sus
fábricas de sal, que en los últimos años han dado algún susto importante a los
turistas que se adentraban por las orillas del lago para deleitarse con este
paisaje que parece otro planeta. su extracción ha
provocado grandes galerías subterráneas huecas, que a menudo provocan derrumbes
en la superficie, tragándose todo lo que hay sobre ese trozo de terreno,
incluida la gente que pasea por la arena. Sí, se han reportado varios casos de
turistas engullidos por los hambrientos “sink holes” (sumideros), lo que ha
provocado el acotamiento y cierre de todo el entorno circundante, y de incluso
el acceso a playas de la zona. Todo el que pase (como avisan los numerosos
carteles de peligro) lo hará bajo su responsabilidad y con la amenaza de
hundirse bajo tierra para siempre.
La carretera que bordea este mar interior ofrece unas vistas espectaculares. Debo reconocer, que a priori, (tal vez influido por lo que mundialmente se conoce a esta zona: turismo de hotel y playa), era un lugar del que poco, o nada, esperaba. Supondría que era tomar unas fotografías rápidas para poder decir que estuvimos en el archiconocido Mar Muerto, y seguir ruta para huir de las abarrotadas playas. Pero, contra todo pronóstico, nos impresionó el paisaje y la tranquilidad del lugar. Sí, había hoteles de 5 estrellas que ofrecían los típicos baños de barro y las aguas donde, debido a la gran salinidad, flotas sin querer, pero no son tantos como esperábamos ni tan concurridos y bulliciosos como temíamos. La carretera, por encima de los complejos y del mar (éste está a más de 400 metros bajo el nivel del mar), permite tomar imágenes impactantes. Nosotros, con tantas cosas por visitar, no paramos para comprobar las famosas propiedades curativas de esas aguas, y por las que mucha gente acude al Mar Muerto, pero si queréis relajaros (y aguantáis el calor sofocante), podéis probar unos de los muchos tratamientos para mejorar la salud (sobre todo respiratorios) que ofrecen los spas y las clínicas de Newe Zohar o Bokek, o el balneario de Ein Gedi. Tal vez vuestro cuerpo rejuvenezca unos añitos reposando entre piscinas de azufre y agua dulce, manantiales de aguas termales o playas saladas. Eso sí, como cualquier cura de este tipo, no es barata precisamente. Nosotros, no dados a experimentos de belleza corporales ni a asuetos playeros, nos bastó con hacer una ruta paisajística por el lago, comiendo nuestras galletas de dátiles. Llegamos casi sin ilusión y nos marchamos emocionados por las increíbles vistas.
Mar Muerto |
Y así, a través de la carretera 90, llegamos a, seguramente,
las ruinas arqueológicas más impactantes y, sentimentalmente hablando, más
importantes para los judíos: Masada.
El yacimiento, asentado en la meseta de una montaña desértica a 700 metros de altura, se compone de varios palacios y fortificaciones de la época de Herodes (40 a.C aproximadamente). Casi a orillas del Mar Muerto, este enclave es poco menos que sagrado para el pueblo judío. Militares, estudiantes, jubilados… todos acuden en masa para rendir homenaje a sus antepasados, que prefirieron sacrificar sus vidas antes que entregárselas a los romanos. En el año 70, con Palestina ocupada por el poderoso Imperio Romano, una revuelta judía logra poner en jaque al Emperador Tito. Los zelotes, con la ayuda de los judíos que habían sobrevivido a la ocupación de Jerusalén, inician el asalto a la fortaleza que habían ocupado los romanos. Masada cae y más de 15000 soldados enemigos enviados a reconquistarla no son capaces de recuperarla. Protegidos por sólidos muros, y con reservas de comida y agua para muchos meses, los judíos se sienten fuertes.
Masada |
El yacimiento, asentado en la meseta de una montaña desértica a 700 metros de altura, se compone de varios palacios y fortificaciones de la época de Herodes (40 a.C aproximadamente). Casi a orillas del Mar Muerto, este enclave es poco menos que sagrado para el pueblo judío. Militares, estudiantes, jubilados… todos acuden en masa para rendir homenaje a sus antepasados, que prefirieron sacrificar sus vidas antes que entregárselas a los romanos. En el año 70, con Palestina ocupada por el poderoso Imperio Romano, una revuelta judía logra poner en jaque al Emperador Tito. Los zelotes, con la ayuda de los judíos que habían sobrevivido a la ocupación de Jerusalén, inician el asalto a la fortaleza que habían ocupado los romanos. Masada cae y más de 15000 soldados enemigos enviados a reconquistarla no son capaces de recuperarla. Protegidos por sólidos muros, y con reservas de comida y agua para muchos meses, los judíos se sienten fuertes.
Masada |
Masada (Terraza del Palacio) |
Antiguo campamento romano desde el funicular |
Fortaleza |
Maqueta y fotos en el Hall |
A la entrada del yacimiento nos recibe una trabajadora del
parque, que muy amablemente nos indica el parking, después de preguntarnos si
llevábamos pistola. Al no estar acostumbrados, se nos escapó una sonrisa de
“por supuesto que no, qué barbaridad está preguntando”. Pero claro, después
pudimos comprobar que allí es muy común llevar armas, y al final, la pregunta
no era tan absurda. La entrada con el teleférico son 74 shequels. Hay una
opción de subir andando a través de un sendero que serpentea entre las faldas
de la montaña. Es corto y era la elección que elegimos, pero los 40 º de aquel
bochornoso día obligaron a cerrarlo por precaución.
Masada |
Una vez arriba, puedes recorrer el kilómetro de largo de la
fortaleza a través de un camino señalizado en el que encontrarás termas,
almacenes, cisternas, una sinagoga y un palacio del siglo I, que todavía
conserva hermosas pinturas y mosaicos. Las terrazas proporcionan una vista
sublime del desierto y del Mar Muerto. Aunque ya poco queda de las
edificaciones originales, la visita es sobrecogedora, por su triste historia y
por su emplazamiento en medio de un paisaje desolador.
Cisterna
Cisterna
Terraza (Masada |
Masada |
De nuevo al volante, nos dirigimos hacia Ein Gedi, una
reserva natural donde se puede hacer senderismo entre oasis con bellas cascadas
y llamativas formaciones rocosas.
Vistas desde una de las cuevas de Qumrán |
Entrada al Parque Nacional de Qumrán |
De camino hacia la cueva (Inaccesible) |
Hay lugares que no te enamoran por su belleza, pero que sin
embargo te seducen por el misterio que les envuelve. Qumrán siempre ha estado
hibernando en mi imaginación como uno de esos enigmas secretos, como uno de esos
textos arcanos que agitan con fuerza tu curiosidad… los Rollos del Mar Muerto son la esencia de la aventura, nos recuerdan a las épocas doradas de los
tesoros perdidos y nos alimentan con conspiraciones bíblicas sin parangón. Uno
de esos descubrimientos que podría cambiar nuestra historia y nuestra identidad
como seres humanos. Pero, ¿qué tenían esos antiguos manuscritos para remover
los cimientos de la religión? Luego os lo explico… Ahora hagamos una visita
arqueológica al lugar…
Llegando a la cueva (La única a la que se puede acceder) |
Vistas desde la cueva |
Cuevas de Qumrán (Desde el mirador) |
Asentamiento esenio |
Ya hidratados y a la sombra, entramos en la sala de
proyecciones del museo y vemos el video que relata la historia del lugar, para
después observar algunas piezas arqueológicas entre las que se hallan varias de las
vasijas de barro extraídas de las cuevas.
Apenas había visitantes, lo que convertía la experiencia en
algo más mágico e íntimo. Si buscáis un yacimiento arqueológico espectacular,
allí no lo hallaréis, pero creo que los que hagáis el esfuerzo de atravesar
medio desierto para llegar hasta allí, supongo que lo haréis tras el rastro de
algo que no encontraréis, pero que sí sentiréis, y muy intensamente: el
misterio de los Rollos de Qumrán…
LOS MANUSCRITOS DEL MAR MUERTO: LA OTRA CRISTIANDAD
Pablo no estuvo con Jesús, y sólo conocía al Jesús más celestial, no terrenal. No sabía nada de él, y lo presentó como un mesías más tranquilo y piadoso, al contrario del que aparece en Qumrán, más rebelde y guerrero. Es preciso destacar que Pablo poseía la ciudadanía romana y que estaba protegido por el Imperio. Y a éste le interesaba calmar los ánimos de la gente con el Jesús de Pablo, más moderado y sereno, que no con el de Santiago, más alborotador y temperamental. Recordemos que los evangelios fueron escritos por cuatro seguidores de Jesús que tampoco le conocieron en su época. Marcos, Mateo, Lucas y Juan redactaron sus obras varias décadas más tarde de su fallecimiento (incluso en el siglo siguiente), y ninguno de ellos formaba parte de los 12 apóstoles que compartieron su última cena, y que fueron elegidos por el propio Jesús para transmitir y propagar su mensaje.
Así pues, ¿puede el cristianismo basarse en una mentira y en una manipulación? ¿Guardan aun, los rollos de Qumrán, más revelaciones por descubrir? ¿Se nos han mostrado todos?
Los Manuscritos del Mar Muerto, a buen seguro, seguirán siendo fuente de debate y controversia entre expertos en la materia. Y posiblemente, todavía, no hayan dicho su última palabra…
LOS MANUSCRITOS DEL MAR MUERTO: LA OTRA CRISTIANDAD
Qumrán suena contundente, seco, agresivo, amenazador… como
un demonio que viene a acabar con el mundo de los vivos o como un legendario
rey sumerio que resucita de su tumba para presentarse con sus huestes a sembrar
el terror y el pánico.
La Iglesia no teme a ningún mortal, ni a fantasma alguno. Y
batalla con éxito frente al maligno. Pero, ¿Qué pasaría si el enemigo creciera
dentro de ti como un tumor que no puedes extirpar y que te va consumiendo poco
a poco? ¿Una enfermedad de la que no puedes huir y contra la que no puedes
luchar?
¿Pueden ser los Manuscritos
del Mar Muerto el cáncer que quiere ocultar el cristianismo?
Vasijas del Museo de Qumrán |
Desde que salieron a la luz, estos papiros enrollados y
escondidos en vasijas de barro han sido fuente de importantes y enquistadas
polémicas. Su revelación iba a suponer un duro golpe para el cristianismo, una
brutal sacudida que iba a hacer temblar los cimientos de dicha religión. Pero,
después de tantos años de expectación, parece que ese devastador terremoto ni
siquiera ha arañado la gruesa y curtida piel que protege a la cristiandad.
En 1946 (o 1947 dependiendo de las fuentes), un pastor
beduino que cuida de su ganado se topa con una grieta persiguiendo a una de sus
cabras. El animal, extraviado, se había refugiado en aquella oscura cavidad. El
joven, para tratar de averiguar si su animal esta allí, lanza una piedra, que
impacta sobre una superficie de barro. El crujido tan característico del golpe
le hace sospechar que en aquella cueva podría haber algo de valor. Reuniendo a
sus otros compañeros, regresa con luz y descubre un conjunto de vasijas
amontonadas que se arrinconan entre las paredes de aquel hueco. Las examinan
una a una, sin que parezcan contener nada de valor… hasta que, por fin, la mano
arrastra algo del fondo de una de ellas. Eran pergaminos con escrituras en
hebreo y judío (y alguno en griego). A aquel primer recipiente le sigue otro, y
otro y otro más… y a aquel trozo inicial de pergamino le acompaña uno más, y
después, el tercero, y el cuarto… así hasta completar casi 1000 manuscritos que
fueron desenterrados a lo largo de los siguientes años.
Con el Estado de Israel prácticamente fundándose, e inmerso
en las primeras guerras con sus vecinos árabes, el contrabando de piezas
arqueológicas parece tener pista libre para expandirse. Con la zona revuelta,
el beduino trata de sacar beneficio económico de su descubrimiento vendiendo
los papiros a unos comerciantes de Belén, que a su vez tratan de subastarlos al
mejor postor. Pero su alto precio de salida no convence a ningún pujador. Al
final, a través de un religioso, llegan a Estados Unidos, donde los compra el
gobierno israelí por mucho menos de lo que pedían por ellos inicialmente.
Aunque la mayoría de los Manuscritos
del Mar Muerto se custodian en Jerusalén, otros han acabado en París y
alguno en colecciones privadas en Noruega. Otro, de cobre, está en Amman
(Jordania). Todos ellos han sido extraídos de una serie de 11 cuevas
concentradas en un radio de 3 kilómetros a la redonda.
Bajo el custodio de los dominicos, los textos son guardados
y protegidos con recelo, sin que nadie fuera de la Iglesia pueda acceder a
ellos. Ese hermetismo provocó que pronto comenzaran a surgir sospechas de que
aquellos misteriosos manuscritos escondían algo que el Vaticano no quería que
saliera a la luz. Algo que demolería la fe cristiana y derribaría dicha
religión para siempre. Pero tras varias décadas, los investigadores y
científicos que esperaban con ansia esa revelación, por fin pudieron
analizarlos. Los eruditos cotejaron los evangelios cristianos, el nuevo
testamento y los rollos y determinaron el contenido de los enigmáticos textos.
¿Qué decían? ¿De qué hablaban? ¿Quién los había escrito? ¿De qué época databan?
¿Eran tan dañinos para el cristianismo como muchos auguraban? Había muchas
preguntas amontonándose, esperando a ser resueltas. Y casi todas fueron
aclaradas…
Los rollos tenían más de 2000 años de antigüedad, y
contenían textos del Antiguo Testamento y documentos bíblicos más antiguos
todavía, como el Libro de Ester.
Además, hay textos poéticos y otros que hablan del futuro, del mesías y del
apocalipsis. Incluso se describe con detalle la ubicación de tesoros, que hasta
ahora nadie ha podido localizar. La traducción ha sido tremendamente complicada
y laboriosa, ya que los expertos debían afinar en cada palabra que
interpretaran. Una simple mala traducción de una sola letra podría cambiar el
significado de todo el texto. La polémica parecía cerrarse… o tal vez no…
Hay muchos científicos que sostienen hipótesis realmente alarmantes
para la Iglesia cristiana, y que efectivamente, ponen en jaque las bases y los
pilares sobre los que se sostiene. Y aunque muchos creyentes acepten esta
corriente, puede que ya, a estas alturas, les importe más bien poco si su
religión fue inventada o si salió de otra anterior. Porque eso es lo que
defienden varios estudiosos de los Rollos
de Qumrán. Que el cristianismo es una ramificación del judaísmo, cuya
enseñanza fue pregonada y propagada de forma embustera por Pablo.
Esta comunidad fue habitada por un grupo de judíos, que
cansados y desengañados por la influencia helénica que estaba contaminando su
templo y su religión, decidieron apartarse hasta este solitario y desértico
emplazamiento para preservar sus creencias más puras. Así fundaron esta secta
en la que, todo aquel que quisiera entrar, debía entregar todos sus bienes
materiales. Desprenderse de ellos para ser todos iguales. Los esenios eran
vegetarianos, practicaban el celibato y no admitían mujeres (estas dos últimas
normas son puestas en duda por muchos investigadores, ya que se han hallado
cadáveres femeninos en el asentamiento). Ellos escribieron los manuscritos de
Qumrán y los escondieron ante una posible amenaza de los romanos. Y con ellos,
posiblemente, convivió Jesús durante un tiempo (algunos meses), periodo al que
los historiadores llaman, dentro de su vida, “tiempo perdido”, en el cual se evapora
su pista. Aquí empieza a surgir la polémica con fuerza…
En opinión de algunos estudiosos, el cristianismo fue
cogiendo ideas del judaísmo y luego evolucionó y tomó otros caminos. Según
estos investigadores, en los Rollos del
Mar Muerto se menciona a un Maestro
de la Justicia (que podría ser Jesús) y a un Embustero (Pablo). Este último no conoció a Jesús, y a diferencia
de Santiago, que sí lo hizo, pretendía que esas enseñanzas se propagaran por
todo el mundo, fuera del judaísmo. Santiago prefería preservarlas en su tierra.
Y aquí empieza, quizá, una de las conspiraciones más antiguas de nuestra
historia.
Pablo no estuvo con Jesús, y sólo conocía al Jesús más celestial, no terrenal. No sabía nada de él, y lo presentó como un mesías más tranquilo y piadoso, al contrario del que aparece en Qumrán, más rebelde y guerrero. Es preciso destacar que Pablo poseía la ciudadanía romana y que estaba protegido por el Imperio. Y a éste le interesaba calmar los ánimos de la gente con el Jesús de Pablo, más moderado y sereno, que no con el de Santiago, más alborotador y temperamental. Recordemos que los evangelios fueron escritos por cuatro seguidores de Jesús que tampoco le conocieron en su época. Marcos, Mateo, Lucas y Juan redactaron sus obras varias décadas más tarde de su fallecimiento (incluso en el siglo siguiente), y ninguno de ellos formaba parte de los 12 apóstoles que compartieron su última cena, y que fueron elegidos por el propio Jesús para transmitir y propagar su mensaje.
Así pues, ¿puede el cristianismo basarse en una mentira y en una manipulación? ¿Guardan aun, los rollos de Qumrán, más revelaciones por descubrir? ¿Se nos han mostrado todos?
Muchos creen que no, y que sólo se han permitido enseñar un
tercio del total, aproximadamente. Y que todavía hay mucho material delicado
guardado, y seguramente, no sólo en los archivos de la Iglesia, sino también en
las oscuras y polvorientas cuevas de Qumrán, ya que en el año 2017 se
descubrieron todavía nuevos fragmentos.
Cabe prestar atención a un papiro escrito en griego que
todos los expertos han calificado de difícil interpretación: el 7Q5 (el papiro
número 5 de la séptima cueva de Qumrán). En 1972 el papirólogo español Josep O´Callaghan
Martínez anunció que dicho texto era neotestamentario. El resto de expertos en
la Biblia no tardaron en desprestigiarle, ridiculizarle y apartarle de la
comunidad científica. Pero este aislamiento duró 10 años, ya que, en 1982, otro
colega suyo alemán, Carsten Thiede, apoyó su hipótesis. Nada está confirmado,
pero nada se puede descartar. En el caso de que, como en opinión de O´Callaghan
y Thiede estuvieran en lo cierto, y el 7Q5 fuera el texto de Marcos 6, 52-53,
habría que replantearse de nuevo la datación de todos los evangelios, tal y
como los conocemos.
Los Manuscritos del Mar Muerto, a buen seguro, seguirán siendo fuente de debate y controversia entre expertos en la materia. Y posiblemente, todavía, no hayan dicho su última palabra…