Finlandia (www.pacoacedo.es) |
La aventura nace en la infancia. En esa época, salimos al
monte en busca de cuevas secretas, exploramos colinas donde reposan fósiles
milenarios, construimos cabañas en los árboles, removemos charcas y riachuelos
para pescar peces o salamandras, e incluso nos colamos en casas abandonadas o
edificios en obras para sentir la emoción del peligro y el miedo. Pero cuando
nos acercamos a la mayoría de edad, todas esas aventuras que nos trasladaban a
un universo mágico para un niño, se disipan cuando el mundo real y adulto se
muestra ante nosotros. Ese mundo en el que debes dejar atrás aquel romance con
la aventura, y relegarlo a un mero encuentro casual bajo las páginas de un
libro o rememorarlo a oscuras a través de una pantalla de televisión.
Seguramente, Paco Acedo fue uno de esos niños que soñaba con
ser aventurero. Probablemente, su camino hacia la aventura, fue como el de la
mayoría de nosotros. Sus sueños de conocer lugares remotos y culturas
diferentes eran sólo unos deseos infantiles que con la edad se evaporarían... ¿ o tal vez no?
Como músico profesional, colaboró con artistas de renombre
como Miguel Ríos, Ariel Rot o Ramoncín. Su trabajo le hizo mudarse a Nueva
York, donde vivió de cerca el atentado del 11 septiembre de 2001 de las Torre
Gemelas. Este acontecimiento le marca de manera especial, y le hace
replantearse su vida. Es entonces cuando regresa a su tierra natal (Córdoba)
para trabajar de maestro. Pero para Paco, la aventura no fue un simple romance
de adolescente… Decidido a dedicarse a su gran pasión, el buceo, deja su puesto
de profesor, y abre la primera escuela de buceo de Córdoba, (http://www.oceanocordoba.com)
y ahí se reencuentra con su gran amor, del que nunca se había olvidado: la
aventura.
A partir de ese momento se embarca en increíbles
exploraciones y expediciones que le llevan a recorrer buena parte de nuestro
planeta. En 2010 completa la primera vuelta al mundo submarina. Entre 2011 y
2012, culminó el proyecto Testigos del
deshielo, donde exploró en solitario, los fondos marinos de Groenlandia,
Siberia y las islas Svalbard, y del que surgió un documental que trataba de
mostrar la vida de los esquimales del Ártico ante el deshielo que ha provocado
el calentamiento global. Más tarde conviviría con los últimos esquimales del
norte de Groenlandia, donde aprovechó para bucear en condiciones extremas bajo
el hielo Ártico, allí donde nadie lo había hecho antes.
Antártida (www.pacoacedo.es) |
En 2014 cruzó el Báltico esquiando y buceando bajo el hielo,
haciendo lo propio un año más tarde en el Lago Baikal de Siberia. Con Subpolar 90º, ( http://www.subpolar90.es)
monta una expedición para llegar al Polo Norte Geográfico buceando el mismo eje
de La Tierra.
Paco Acedo también escribe artículos en las principales
revistas de buceo españolas, y es colaborador habitual del programa de Cuatro Cuarto Milenio.
Cuenta con el apoyo de la Sociedad Geográfica Española y ha
recibido premios de la cadena de televisión Discovery
Max.
Comunicador, conferenciante, escritor, productor de
documentales, instructor profesional de buceo… la verdad es que es un
currículum tan amplio como impresionante. Yo os recomiendo pasaros por su
página web www.pacoacedo.es donde
encontráreis toda esta información y mucha más, que os permitirá conocer mejor
a este gran aventurero español del siglo XXI.
Antes de comenzar con la entrevista, me gustaría agradecer
especialmente a Paco su disposición para colaborar con El viajero del misterio. Y digo especialmente, porque mi hándicap tecnológico ha dificultado un poquito más el envío de las respuestas, de modo
que conste el esfuerzo de Paco, que en todo momento se ha ofrecido para
facilitar las cosas y hacer que esta entrevista salga a la luz. Gracias por tu
paciencia.
¡¡Allá vamos!!
Groenlandia (www.pacoacedo.es) |
-
Por cierto, Paco, te pillo en Siberia, ¿no? ¿Qué haces
allí? De vacaciones no creo… Si aquí en España, en abril tenemos Extremadura
nevada, no quiero imaginar a que temperatura estarás por esas tierras polares.
-
Pues mira… estoy recién llegado de Siberia. He
estado allí conviviendo con los nenets, que son como los indígenas, como los
esquimales rusos, por así decirlo. He estado en la zona de Yamalia, juto a los
Montes Urales, y bueno, era un destino más que tenía mucha curiosidad por
conocer, intentando bucear bajo el hielo en aquella zona, que tampoco se había
hecho antes, pero al final no pude conseguirlo. El hielo estaba demasiado
grueso y no pude hacer el boquete, pero bueno, conocí la cultura nenet, que es
bastante, bastante interesante. Son nómadas que viven allí, sobreviviendo al
frío, al hielo… pues imagínate, ¿no? Siberia... la montaña… y sobreviviendo con
los renos, básicamente.
-
Curiosamente, tus inicios como explorador están
lejos del hielo y del agua, porque, si no me equivoco, tu viaje iniciático fue
en el desierto del Sáhara, ¿verdad? ¿Cómo fue? ¿Qué recorrido hiciste?
-
El viaje al desierto del Sáhara fue mi primer
viaje fuera de España, la primera vez que cogía un avión. No hice un recorrido
en concreto, sino que tuve la suerte de que me ofrecieron la oportunidad de
convivir con los refugiados de los campamentos saharauis, en Smara, en la zona
de Tindouf. Imagínate... una persona que nunca había salido de España, que
pasó a estar conviviendo con los saharauis en el campamento… Fue bastante
impactante para mí, toparme con esa realidad y esa vida tan dura de esa gente
allí, que, por otro lado, ya había visto en ciertos documentales. Bueno, fue el
shock de salir de Barajas y aterrizar en el desierto. La verdad es
que fue una experiencia que me dejó bastante tocado durante un tiempo largo.
-
Lejos de los parajes blancos, también has ido en
busca de tribus salvajes. El año pasado, viajaste hasta el Pacífico Sur, a las
Islas Salomón y Papúa Nueva Guinea en concreto, para bucear entre restos de
aviones y barcos hundidos durante la Batalla de Guadalcanal, que se produjo
durante el transcurso de la II Guerra Mundial. Allí te topaste con, quizás, las
últimas tribus caníbales de nuestro planeta. No sé si hoy en día siguen con esa
práctica, pero creo que tuviste que salir corriendo de allí…
-
Efectivamente, todavía no ha hecho un año que
hice mi última (bueno, última no), una expedición en solitario al Pacífico Sur,
a la zona de las Islas Salomón y Papúa Nueva Guinea, Melanesia, que se llama. Y
bueno, la idea era intentar tener también la experiencia de convivir con las
supuestas últimas tribus caníbales del Pacífico Sur. Aunque, en teoría, el canibalismo está erradicado hace 100 años, todavía se
rumorea que existen algunas tribus aisladas que lo practican. Pero oficialmente fueron los bisabuelos de los actuales indígenas de
allí los que lo praticaban. En cualquier caso, es un país que ha tenido muy
poco contacto con la civilización. Ahora empieza a tenerlo. Hace 100 años que
esta gente conoció al hombre blanco y a tener contacto con el exterior, con lo
cual, todavía están bastante asalvajados, que no es la palabra adecuada para
sacar en la entrevista, pero bueno, sí, esa es la realidad. Tienen todavía
muchas tensiones tribales entre ellos, y aunque el turista es bienvenido, el
país es bastante peligroso para visitar, puesto que eres bienvenido, depende de
en qué zona. En la zona donde se acumula la mayor parte de la población hay un
índice muy alto de delincuencia, violaciones, alcoholismo… Entonces es muy peligroso. Yo tuve un encuentro (bueno, un susto) bastante
grande, porque en época de elecciones hay muchas tensiones tribales, y se
enfrentan entre las distintas tribus, que tienen disputas a vida o muerte. Son
peleas bastante serias, y justo cuando yo visité el país, había habido
elecciones hacía dos meses. El ambiente estaba tremendamente caldeado. Justo, uno de
una tribu había matado a otro miembro de una tribu diferente un par de semanas
antes de mi llegada. Yo estaba conviviendo con los asaro, y la tribu enemiga
vino a buscar venganza, no con los asaro con los que yo estaba, sino con otra
tribu que ocupaba la misma zona, con lo cual, al final, yo me vi en medio de la
disputa, y efectivamente, tuvieron que sacarme de allí corriendo. El jefe de
los asaro enseguida me buscó una salida, porque a pesar de que no era contra mí, estar en una situación de tanta tensión por allí en medio podía resultar peligroso. Entonces, bueno, imagínate… corriendo montaña abajo hasta
llegar a un lugar seguro. Fue un momento bastante, bastante delicado.
-
¿Hay alguna tribu concreta, de las que todavía no han contactado con el hombre, a la que te gustaría llegar? En el Mar de
Andamán está la isla Sentinel Norte, en la que habita una tribu perdida que vive
en la Edad de Piedra. Disparan a cualquiera que se acerque hasta sus tierras.
De hecho, el gobierno indio ha decidido extender “un cordón de seguridad”,
digamos, de 3 millas de perímetro alrededor del islote, para prohibir el
acercamiento y la entrada a la isla a todo aquel aventurero (o loco) que
intente llegar hasta allí… No sé si has marcado en tu GPS las coordenadas de la
Isla Sentinel Norte.
-
Obviamente, a personas como yo, a las que les
gusta tener contacto con esas tribus aisladas, pues sería una suerte poder
llegar hasta una tribu que no hubiera tenido demasiado contacto. Sentinel Norte, que sí la conozco, es un caso bastante peculiar de tribu aislada que no
quiere tener contacto con el ser humano… con el mundo exterior. Y, por
supuesto, sería toda una experiencia llegar allí. Pero una cosa sería llegar, y
otra salir, que parece ser lo complicado. Nadie sale de allí. Claro que sería
interesantísimo. Pero bueno, si no ya una tribu que no se haya conocido, por lo
menos algo parecido a esta experiencia que viví Papúa Nueva Guinea, tener
contacto con esas tribus que están todavía en estado salvaje, y que todavía
tienen esa esencia salvaje o caníbal, o como se quiera llamar. Esa energía se
percibe, es como un encontronazo cara a cara con el pasado, por así decirlo.
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¿Te has sentido tentado, alguna vez, por la
posibilidad de ir en busca de ciudades y civilizaciones perdidas? ¿De perseguir
mitos como El Dorado? ¿O crees que son solo eso, puras leyendas?
-
Sería un sueño buscarlas y encontrarlas. Pero la
realidad pesa, y hay grandes exploradores que han intentado buscarlas. Y yo soy
muy inquieto, pero no me considero al nivel de esas personas que han sido
eminencias en la exploración o al de esos personajes históricos que han ido en
busca, e incluso en algunos casos, que han encontrado civilizaciones perdidas. El
mundo está bastante explotado ya, a pesar de lo cual, hay muchos misterios por
descubrir, pero es verdad que quizá, lo más accesible está ya descubierto. ¿Si
son realidad o leyenda? Eso es lo bonito también de la aventura y la
exploración, ¿no? El tener ese mundo supuestamente fantasioso en el que siempre
surge la duda de si es real o no. Civilizaciones perdidas, ciudades sumergidas
en los océanos… todo eso alimenta, al igual que alimentaba a los primeros
exploradores, (que al final hicieron grandes descubrimientos), a gente como yo
que vive con esa fantasía de esa civilización escondida.
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¿Cuál ha sido la expedicion que más te ha
exigido, tanto a nivel físico como mental? Aquella en la que pensaste tirar la
toalla. No sé si lo has hecho alguna vez, (rendirte).
-
Pues posiblemente la expedición que hice
cruzando el Lago Baikal, porque al ser la primera de envergadura que hacía en
solitario, fue bastante dura para mí, a nivel sobre todo mental. El enfrentarte
a caminar sobre el hielo durante tantos y tantos días, sabiendo que el
siguiente paso podía romper y ser el último, fue bastante tenso. Directamente,
me enfrenté con todos mis miedos. El miedo estuvo presente desde el minuto uno,
y no tiré la toalla, pese a que al final, las condiciones del Lago Baikal, debido
al mal estado del hielo, a las temperaturas y al cambio climático, hicieron que
el hielo no estuviese lo suficientemente sólido como para alcanzar el extremo
norte del lago, con lo cual, no pude llegar hasta arriba. Tuve que parar antes,
ya que era inviable. Pero bueno, no pensé en tirar la toalla, aunque uno sí se
plantea si eso que está haciendo tiene algún sentido, si merece la pena, y se
plantea, sobre todo, los motivos por los que lo hace. Uno se hace una
especie de autoanálisis para ver si te mueve el ego, la curiosidad o el
instinto de superación. Y bueno, es una magnífica terapia para conocerse a uno
mismo.
-
Cuando buceas bajo el hielo, es evidente que
haces lo que más te apasiona, pero, ¿hay también objetivos científicos en esas
inmersiones? ¿Qué es lo más peligroso que te has encontrado debajo del agua?
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Yo no soy científico, pero siempre intento en
cada aventura o expedición, desarrollar un poco el tema etnográfico,
antropológico o científico, como en Papúa Nueva Guinea, que era un poco eso,
¿no?, el buscar esas tribus aisladas y convivir con ellas para tener una
experiencia etnográfica, por así decirlo. Y luego también procuro desarrollar la
parte científica dentro de mis posibilidades. Recuerdo que, cruzando el Mar
Báltico, hace muchos años, colaboramos con el equivalente al CSIC español de allí.Tomamos muestras de hielo,
medimos temperaturas… Hicimos nuestra pequeña aportación. Igual que me gusta
compartir un viaje con la gente a la que le pueda interesar, o hacer una
especie de documental, pues también está bien hacer esa pequeña aportación
científica, desde el lado del no científico.
-
¿Has pensado en buscar pecios?
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He pensado en ello muchísimas veces. Me
encantaría. Luego la realidad se impone. Hoy en día, para buscar pecios hace
falta una infraestructura importantísima, un presupuesto elevadísimo, y la
realidad es que eso en España es muy complicado. España es un país que no tiene
una cultura del patrocínio o de dedicar dinero a la exploración y al
descubrimiento como puede ocurrir en otros países como Estados Unidos, o
Francia incluso, que sí que está muy comprometida con este tipo de proyectos.
Sería el sueño de cualquiera… ir en un barco oceanográfico y buscar pecios y
decubrir lo que hay debajo. Pero, obviamente, eso está muy limitado a unas pocas
personas con mucha suerte, y con contactos importantes dentro del mundo de la
oceanografía, que pueden acceder a este tipo de expediciones tan interesantes.
-
¿Viajas siempre solo? De vez en cuando, ¿no echas
de menos a algún compañero con el que comentar las infinitas anécdotas que te
surgen en esos inhóspitos lugares? O para ayudarte a salir de algún apuro…
-
Los motivos de viajar sólo son varios: en alguna
ocasión, porque no he encontrado personas que estén interesadas en acompañarme,
otras veces no han podido costearse el viaje o simplemente, que no hayan tenido
tiempo para realizarlo. Al final, uno se encuentra en esa tesitura de decir… “o
no lo hago o lo hago y me voy sólo”. La respuesta la tengo clara. No tiene
sentido dejar de tener experiencias vitales por el hecho de tener que hacerlas
sólo, con lo cual, al final, uno coge esa dinámica. Tiene su lado bueno. Uno se
acostumbra a viajar en soledad, auque viajar acompañado también tiene muchas
cosas buenas. No solo por el hecho de que te ayuden a salir de cualquier apuro,
que, en un momento dado, también, sino, sobre todo, por el hecho de compartir
esa experiencia. También es muy importante elegir con quien viajar. Es casi lo
más importante. Hay ciertos viajes que no puedes hacerlos con cualquiera, por
la preparación física que requieren. Y otros viajes con los que uno realmente
solo los disfruta si los comparte con alguien especial, cercano. Ir con
personas desconocidas a ciertos sitios, en ocasiones, puede resultar incluso
incómodo. Lo ideal es la soledad, o el viaje en buena compañía, por así
decirlo.
-
¿Cuál es tu próximo proyecto?
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Hace ocho años que dejé mi trabajo como maestro.
Han sido unos años muy intensos, centrándome 100% en los viajes, en la exploración
y en el buceo bajo el hielo y demás, y estoy en una etapa en la que necesito
asentarme un poco. Ha sido una experiencia de ocho años y necesito equilibrar,
porque al final, viajar es apasionante, pero si uno no tiene un equilibrio en
general, las cosas se desestabilizan aún más. Con lo cual, este año quizá
descanse un poco, y me dedique a compaginar la exploración con mi trabajo de
maestro para equilibrar un poco mi vida personal también, y enseguida seguro
que van a surgir proyectos, y seguiré haciendo cosas interesantes. Pero siempre
buscando ese equilibrio. No tiene sentido vivir una vida encerrado en un
trabajo y una hipoteca, pero tampoco en una vida encerrada en el viaje
constante. Siempre hay que buscar el equilibrio.
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Y, por último, un pequeño test para conocer tus
gustos viajeros:
Un país pendiente de visitar: Vanuatu me llama mucho la atención.
Reconozco que tengo mucha atracción por el Pacífico.
El viaje de tu vida: La vuelta al mundo submarina, pasando por la
Antártida, el destino que más me marcó.
Un lugar al que nunca volverías: Repetiría todos, pero quizá me pensaría
bien Papúa Nueva Guinea.
Un rincón para descansar: Cádiz
Ciudad favorita: Donde esté mi familia.
Un
buceo inolvidable: Siorapaluk, Groenlandia, la última zona habitada al norte.