ARMENIA (3)
Monasterio de Khor Virap, con el Ararat al fondo |
La visita a Noravank había superado todas nuestras
expectativas, pero, aun así, todavía nos aguardaba una deliciosa visita (para
unos más que para otros), en el camino de vuelta. A pesar de que su vecino
Georgia posee una más que merecida reputación gracias a la calidad de sus
caldos, Armenia intenta hacerse un hueco a su sombra. Y no hay mejor lugar para
comprobar la rica variedad de sus vinos que Areni. En el anterior post os conté
que en esta población se encontró el zapato más antiguo del mundo… Pues siete
meses más tarde de este magnífico hallazgo, el mismo equipo de excavación
(armenio-irlandés) logró desenterrar en la misma cueva lo que se considera la
bodega más vieja de nuestro planeta. Con la ayuda de universidades americanas,
que se incorporaron un año más tarde al proyecto, los restos se dataron sobre
el año 4000 antes de Cristo. Con estos antecedentes, no es de extrañar que en
Areni tengan tan buen gusto por el vino. Y esta pasión es la que destilan en la
Bodega Areni, donde podréis hacer una amplia y variada degustación de vinos
entre los que se pueden elegir caldos con sabor a granada o albaricoque, por
ejemplo, entre las múltiples opciones.
Khor Virap |
Complejo monástico de Sanahin |
El último día en Armenia era de viaje, pero en el trayecto,
contratado como excursión, visitaríamos fascinantes monasterios al norte del
país. Dejando atrás el Ararat, al que no dejábamos de observar a través de la
ventanilla del autobús, nos adentrábamos en preciosos paisajes de verdes
montañas antes de nuestra primera parada en el monasterio de Sanahin (966).
Bueno, realmente fue la segunda visita, ya que previamente habíamos desayunado
unos deliciosos panecillos de patata y champiñones en una gigantesca panadería
en Aparan.
Monasterio de Sanahin |
Monumento a Mikoyán, con una de sus creaciones |
Sanahin |
Monasterio de Haghpat |
Para comer, nos tenían preparada una agradable sorpresa… a
pie de la carretera, una humilde familia ofrecía su casa y su mesa para
compartirlas con nosotros. En Alaverdi, en este sencillo módulo al lado del
río, disfrutamos de una deliciosa barbacoa, a pesar de la violenta tormenta que
nos visitó.
Frescos bizantinos de Akhtala |
Interior de la iglesia de Akhtala |
“El hombre se ha corrompido y ha llenado de maldad su mundo.
Es hora de comenzar de nuevo…”
Así de contundente se pronunció nuestro “piadoso” creador
ante la peligrosa deriva que había tomado la humanidad. Agotada su paciencia,
encomendó a Noé, el único ser humano honrado que debía quedar sobre la faz de
La Tierra, construir un barco en el que él y su familia, junto con una pareja
de cada especie animal que habitaba el planeta, estarían a salvo de la ira que
estaba a punto de desatar en forma de diluvio. Un torrente de agua tan
destructor que haría desaparecer a todas las alimañas y personas de nuestro
mundo.
Animales llegando al arca de Noé |
Miles de años después, ese navío de madera que salvó a Noé
se ha convertido en objeto de deseo de numerosos arqueólogos y expedicionarios,
que han tratado de dar con él a lo largo de la historia.
A pesar de mi educación católica, hace tiempo que dejé (si
es que alguna vez lo hice) de tomarme las historias de la Biblia como hechos
auténticos. Por supuesto que respeto a todo aquel que lo haga, pero para mí, no
deja de ser una serie de relatos imaginarios o exagerados que sólo tratan de
reconducir el comportamiento humano a base de oportunas moralejas.
Pero hay mucha gente que interpreta el antiguo y el nuevo testamento
al pie de la letra, y cree fervientemente en los pasajes que se narran en los
textos. Y el diluvio universal ocupa un lugar preferente en la mentalidad de
millones de católicos (y de otras religiones), que han coronado a este evento,
y al arca de Noé, como uno de los mitos bíblicos más fascinantes de nuestra
era.
El monte Ararat, ubicado en territorio turco, es una montaña
sagrada para el pueblo armenio, que fue expulsado del Este de Anatolia durante
la I Guerra Mundial. A pesar de que esa parte de Turquía tiene preciosas
iglesias y monasterios armenios, están bastante abandonados desde que este
pueblo fue desterrado de esta zona del mundo. Pero los armenios, orgullosos,
siguen considerando que la montaña sagrada es una seña de identidad de su nación.
Cima nevada del Ararat |
Soldados turcos también se adentraron en las entrañas del
Ararat, pero parece ser que el descubrimiento del arca no levantó mucha
expectación en una época en la que Charles Darwin y su libro “El origen de las
especies” acaparaban la atención mundial.
Los rusos, por supuesto, también intentaron acercarse hasta
el posible emplazamiento durante la época del zar Nicolás II, pero es muy
posible que la presunta expedición nunca tuviera lugar, ya que ese año (1917),
el zar ya no ocupaba el poder. En todo caso, las fotografías que tomaron se
destruyeron.
En 1950, el alpinista francés Fernand Navarra aseguró haber
encontrado maderas del barco. Las piezas petrificadas, de metro y medio,
parecían corresponder en el tiempo a la época de Noé. Pero el guía del
montañero reconoció que había sido el propio Navarra el que había depositado
ahí arriba tales maderos días antes.
En pleno apogeo de la Guerra Fría, un avión espía
norteamericano, que regresaba de una misión en la Unión Soviética, fotografió
por casualidad el monte sagrado, y muchos se convencieron de que la silueta
alargada que aparecía en el fotograma era sin duda el arca de Noé. Tenía la
forma de barco perfecta. Enseguida se montaron expediciones para ir en su busca,
pero se comprobó que esa prometedora figura no era más que un capricho de
piedra y arena formado por la naturaleza.
Algunos quisieron presentar unos grabados en piedra con
agujero como si fuera el ancla del barco de Noé. No obstante, esos petroglifos
también tenían una explicación histórica mucho más sencilla… eran grabados
ceremoniales que había hecho el hombre de la Edad de Piedra.
James Irwin, el octavo astronauta en pisar la Luna, y el
primero en conducir un vehículo sobre su superficie, volcó toda su fe en el arca de Noé cuando volvió del espacio. En 1986 se convirtió en el enésimo
aspirante a descubrir la famosa nave, pero ese mismo año abandonó su cometido.
En los últimos años, el gobierno turco ha restringido
enormemente los permisos para escalar el Ararat, y la actividad del PKK
(Partido de los Trabajadores del Kurdistán) en la zona, tampoco ayuda a los
modernos aventureros a retomar la búsqueda. Estos factores, y el hecho de que
la cima esté cubierta de hielo y nieve todo el año, dificulta enormemente la
labor de búsqueda. Con todo ello, la última “aparición” del arca se produjo en
2010, cuando un grupo de reconocimiento turco encontró por casualidad supuestos
restos del mítico barco en una cueva. Junto con la ayuda de un grupo evangélico
chino, se atrevieron a asegurar que se trataba de la nave del diluvio al 99.9
%. Incluso difundieron imágenes de lo que serían los establos de animales. De hecho, ya tenían planes para hacer un museo con las piezas que encontraran. Siete años
después, aquella noticia parece haberse perdido en el tiempo, y nadie ha podido
confirmar que se tratase del arca de Noé.
Pero más allá del fracaso de todas estas tentativas,
deberíamos pensar si toda esta gente no ha hecho más que perseguir un fantasma.
Como ya os dije, hay millones de personas en todo el mundo que creen que éste
se hizo en 6 días (de 24 horas), o que Noé tenía realmente 500 años. Jamás se
me ocurriría cuestionar las creencias de nadie, pero si me gustaría analizar
ciertos datos con la más pura y estricta lógica. ¿Puede un solo hombre
construir un barco de estas dimensiones (3 pisos de altura, 25 metros de ancho
y 130 de largo)? Numerosos armadores actuales, con personal cualificado y
tecnología a su alcance, lo consideran terriblemente complicado. Igualmente
resulta difícil creer que una pareja de cada especie animal (exactamente un
macho y una hembra) fueran por su propia voluntad hasta Noé. ¿Cómo les alimentó
durante tanto tiempo?
No obstante, aunque sea escéptico en cuanto al tema del
arca, sí que creo que el famoso diluvio pudo existir. Los geólogos también
discrepan en este asunto, y muchos se acercaron a la versión de los
creacionistas cuando encontraron en el Ararat cierto tipo de cristal y lava que
sólo podían formarse con agua salada. Además, aportan fósiles marinos
encontrados a gran altura.
La explicación es más terrenal que divina. Hace 500.000
años, la Tierra, con un clima mucho más cálido, estaba cubierta de agua. De ahí
los fósiles de peces hallados en montañas.
En cuanto a la lava y cristal marinos, efectivamente, varios
cataclismos naturales pudieron inundar gran parte de nuestro planeta.
Entre las distintas hipótesis que manejan los científicos,
hay algunas con más probabilidades de haber ocurrido que otras…
Un cometa que impacta sobre el océano Índico pudo originar
devastadores huracanes, tifones y tsunamis, seguidos de intensas lluvias
durante varios días seguidos. Muchos expertos opinan que una inundación
completa de nuestro planeta habría desviado el eje terrestre y las
precipitaciones tan brutales habrían dejado nuestra atmósfera irrespirable.
Pero la historia del arca de Noé puede tener su origen en la
última Edad de Hielo. Hace unos 15.000 años, cuando las grandes masas de hielo
terminaban de deshacerse, el Mar Mediterráneo comenzó a sufrir una enorme
presión, a la que tuvo que dar salida a través, de la entonces, lengua de
tierra del Bósforo. Los glaciares se derretían y el agua salada fue empujada
violentamente hacia el lago del Mar Negro. Durante varios meses, o años, se
vertieron ingentes cantidades de agua que anegaron millones de kilómetros
cuadrados tierra adentro, llegando incluso a cubrir el Ararat. (De ahí la
explicación de la lava y los cristales marinos). Había humanos ya habitando
esos entornos, de modo que, una catástrofe de esta magnitud bien pudo ser
transmitida de generación en generación hasta los escritores de la Biblia, que
amoldaron la historia para convertirla en un modo de escarmiento a la
humanidad.
De todas formas, y para acabar, cabe reseñar que, incluso
los creyentes más fieles ( hay infinidad de personalidades religiosas que
reconocen que el arca de Noé nunca existió) deben saber que la propia Biblia
nunca menciona que el arca se encuentre en el monte Ararat… en ella se señala
la ubicación de las montañas Ararat, (que es distinto), una zona que abarca
varias cumbres. De hecho, el Ararat se “bautizó” muchos siglos después con su
actual nombre.
Tal vez el ser humano necesite hacer realidad mitos y
leyendas para confirmar su fe, o tal vez, el mundo moderno nos esté borrando nuestros lazos con el pasado.
Os dejo la encuesta…