KENIA
Noviembre 2004
Siempre hay algo nuevo
en África – Plinio El Viejo
No es mi intención llevarle la contraria al famoso filósofo
romano, al que, seguramente no le faltarían razones para tal afirmación. Pero
yo todavía estoy en una etapa anterior… Yo apenas he empezado a rascar el
continente negro. Por eso, tal vez, ni siquiera he podido percibir todas esas
cosas “frescas” que debería apreciar cada vez que vuelvo. Hasta que llegue a
ese siguiente nivel en el que necesite descubrir algo original, seguiré
sintiendo ese algo tan especial que me transmite esta tierra, y que no deja que
te desenganches de ella. No sé a qué se refería el sabio, pero a mí, África me
enamora sin necesidad de mostrarme nada nuevo. Sus encantos ancestrales, su virginidad
animal y paisajística y su conexión con la naturaleza, muy alejadas de la vida
moderna a la que ha llegado el hombre, lanzan un embrujo del que es difícil
escapar. Y esa primera impresión se vuelve a repetir cada vez que pisas estas
tierras sagradas, y es la que quiero sentir cada vez que vuelvo. No hay
ciudades coloniales, ni grandes urbes modernas que te impacten con su
arquitectura, y aunque sí hay paisajes estremecedores, África tampoco los
necesitaría para enamorarte. No busco nada nuevo en África. Simplemente lo de
siempre…