ARMENIA - Erevan y Echmiazdin.
Junio 2016
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Echmiadzin |
En el corazón del Cáucaso hay un territorio que sirve de
eslabón para unir Europa y Asia. Debido a su estratégica situación, ha sido
dominado a lo largo de los siglos por persas, rusos, otomanos, y mongoles entre
otros, y perteneció a los imperios más importantes de su tiempo como el
bizantino, el romano y el macedonio de Alejandro Magno. Pero a pesar de toda
esa cascada de invasiones, hoy en día, Armenia es uno de los países con mayor
identidad propia del mundo. Sus ciudadanos lo saben, y se sienten orgullosos de
ello, enseñando las maravillas que esconde su tierra a todo aquel que quiera
descubrirlas.
Con un alfabeto e idioma propios, esta pequeña nación adoptó
el cristianismo antes que el propio imperio romano. Incluso antes de que el
Emperador Constantino la declarara legal en el año 313, en Armenia ya era la
religión oficial en el 301.
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Estelas talladas en piedra |
Y esa era nuestra mayor motivación en esta aventura. Viajar
a la cuna del cristianismo para disfrutar de esas inigualables iglesias y monasterios, que
nos dejaron maravillados.
Nuestro viaje abarcaba Georgia y Armenia. Con una semana en
cada país esperábamos tener suficiente para conocer lo más representativo de
cada nación. Son muy pequeños y si os organizáis bien, creo que es suficiente.
En Georgia hay zonas remotas como Svaneti (que merece mucho la pena) a las que
es difícil y costoso acceder y que requieren más tiempo, pero eso es otra
historia…
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Mapa y bandera de Armenia |
Puesto que Armenia no mantiene buenas relaciones
diplomáticas con sus vecinos azerbaiyanos y turcos, se hace más caro llegar
hasta allí en avión, ya que mantiene totalmente cerradas las fronteras con
estos países. Las conexiones aéreas más económicas desde Europa son con la
compañía turca Turkish Airlines (que no vuela a Armenia), con lo que el billete
a Tiflis (capital georgiana) sale a la mitad de precio. Es aconsejable entrar
por allí y coger un autobús que, en pocas horas os llevará a territorio
armenio. Además, las agencias locales organizan este trayecto en forma de
excursión, así que pararéis en espléndidos monasterios por el camino. De esta
forma tarda más, pero es un tour de un día completo con guía (en español muy
probablemente) que empieza en Tifilis (Georgia) y acaba en Ereván(Armenia).
Totalmente recomendable. Nosotros hicimos este tour a la inversa (ya que
teníamos vuelo a/desde Georgia), de modo que el viaje de ida fue directo a
Ereván (unas 6 horas) …
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Echmiadzin |
En la capital armenia teníamos reservado el Envoy Hostel,
que habíamos elegido por recomendaciones de otros viajeros en internet (tienen
hostales tanto en Georgia como en Armenia). De hecho, las excursiones y el
transporte te lo organizan ellos. Pero como ya habíamos comprobado días antes
en Tiflis, el tema de las excursiones no funciona nada bien… Quizás sea
importante matizar que nuestro viaje fue durante el mes de junio. A lo mejor en
julio y agosto hay más afluencia de turistas, pero fue un poco desesperante ver
que nunca se llenaban los tours. Había una lista enorme para cada día de la
semana, y nunca salían por falta de gente. La alternativa que te ofrecían era
uno privado, pero que, evidentemente, triplicaba el precio.
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Mezquita azul |
Tocaba reaccionar rápido, y salimos a la calle en busca de
agencias de viaje. Encontramos una oficina de Loca Travel, y una chica muy
agradable nos da información para organizar excursiones con una compañía
llamada HYUR. Sí, os la he
remarcado porque si vais a Armenia por vuestra cuenta, contactad con ellos sin
duda alguna, ya que es la mejor, con diferencia. Guías jóvenes apasionados y
bien preparados, organización impecable, buen precio, excelente trato,
profesionalidad… Perfectos!! Era, junto con Envoy, de la que más habíamos oído
hablar, pero esta última nos convenció por el tema del alojamiento. Era más
cómodo tenerlo todo junto. Pero como ya os explicaré en la entrada de Georgia,
el hostal de la capital nos decepcionó, y las excursiones… pues eso… que la
mayoría no salían porque nunca había gente. El caso es que, por suerte, esta
agencia nos puso a Hyur de nuevo en nuestro camino, y eso nos salvó el viaje.
Se puede alquilar coche, sí, pero las carreteras y la
policía no os lo pondrán fácil. Si queréis relajaros, reservad alojamiento en
Erevan, y desde allí, haced las excursiones de 1 día. Lo veréis todo.
Bueno, después de estos consejos prácticos… comenzamos la
visita…
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Escultura en La Cascada |
En el hostal estudiamos las excursiones, y contratamos 5
tours por 96 euros/persona. Ese primer día lo dedicamos a conocer la capital
armenia, que nos da una grata impresión. Mucho ambiente, la gente muy simpática
y una ciudad amable que te invita a pasear. Nos dirigimos al centro para ver el
bonito edificio de la Ópera. La Cascada es
como una especie de recinto-monumento-área recreativa, (no sé cómo
denominarlo), al aire libre, en el que, a través de varios niveles, numerosas fuentes de agua van descendiendo por una estructura. En cada piso hay bonitas
esculturas (de Botero en la base), y salas de arte. En la cima os daréis cuenta
de que todavía falta rematar esta obra iniciada por el gobierno comunista
soviético en los años 70. Desde allí, una vez superado el esfuerzo de subir
todas las escaleras de mármol, seréis recompensados por unas fabulosas vistas
de la ciudad.
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Parque de la Victoria |
Una vez en lo alto os podéis acercar al Parque de la
Victoria, donde la Madre Armenia os dará la bienvenida. Esta gigantesca estatua
preside una amplia zona de esparcimiento en la que aparte de ver tanques y
aviones soviéticos, disfrutareis paseando por un parque español de los años 80.
Las barracas, atracciones, puestos de dulces e incluso la música, os retraerán
a esa década.
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Monumento del genocidio |
Seguimos andando hasta llegar al Monumento del Genocidio
Armenio. Podéis visitar el museo, y encima de éste, se encuentran la estela de
basalto de 44 metros que apunta hacia el cielo como símbolo del renacer del
pueblo armenio, y el recinto circular de las doce losas, que recuerdan a las 12
provincias armenias de la actual Anatolia turca de las que procedían buena
parte de la población armenia. En el centro de este monumento, una llama
eterna, protegida por las planchas de basalto, simboliza el duelo. Allí veréis
acercarse a muchas personas para honrar y recordar a las víctimas del genocidio.
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El "bosque" de abetos |
Al final de una gran explanada, al otro lado, hay un pequeño
terreno, donde personalidades ilustres, organizaciones internacionales,
gobiernos o instituciones, plantan un pequeño abeto para recordar y reconocer
el genocidio armenio. Cada arbolito tiene su placa. Es un lugar muy emotivo que
merece la pena conocer.
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Fábrica de Brandy Ararat |
Después de ese momento tan sobrecogedor, emprendimos la
vuelta al centro de la ciudad (está un poco lejos andando) poco a poco. Poco
antes de llegar a la fábrica de Brandy Ararat (uno de los mejores del mundo,
alabado por el propio Winston Churchill en su día), una discusión de tráfico
desvía nuestra atención del edificio. A escasos 10 metros, dos hombres se
enzarzan a puñetazos en medio de la carretera, paralizando la circulación de
coches. De repente, uno de ellos decide sacar una pistola. Afortunadamente,
otros cuatro hombres se le echaron encima antes de que pudiera utilizar el
arma. Desde luego, nosotros no esperamos a ver cómo acababa el forcejeo. No
sería la primera vez que una bala perdida acaba con la vida de un inocente que
estaba en el lugar equivocado, en el momento equivocado. Parece ser que ya casi
lo tenían reducido, y las sirenas de la policía ya sonaban cerca, pero no
miramos hacia atrás para comprobarlo. De todas formas, quiero recalcar que es
completamente seguro. Hay mucha policía y no se ven delitos. Quizás la
zona que rodea a la Catedral de Erevan es en la que más debáis acentuar las
precauciones, pero sin obsesionaros, porque ya os digo que es más seguro que la
mayoría de las metrópolis europeas. Algún mafioso suelto siempre hay en todas
partes…
Ese pequeño susto no nos quitó las ganas de seguir
conociendo Erevan. Tras sortear una tormenta brutal (granizo del tamaño de
castañas), llegamos a la plaza de La República, donde sobresalen el Hotel
Marryot y el palacio del Gobierno. Antes de recogernos en nuestro hostal, vamos
a situar la oficina de Hyur, desde salen los autobuses de las excursiones para
nuestros próximos días…
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Plaza de La República |
Después de un magnífico desayuno, utilizamos los ordenadores
del hotel para conectarnos a internet (ya sabéis que viajamos “desconectados”)
y comprobar que nuestro mundo sigue en su sitio.
Llegamos en un paseíto de 15 minutos hasta la oficina de
Hyur, donde nos espera un moderno y confortable autobús, provisto de bollitos y
agua para el trayecto.
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Iglesia Santa Gayané |
La primera parada era Echmiadzin, la santa sede de la
iglesia apostólica armenia. Es el centro espiritual y religioso de este país
caucásico, equivalente al Vaticano. Al igual que los ortodoxos, no le deben
pleitesía ni obediencia alguna al Vaticano. Tienen sus propios principios
religiosos, y aunque Armenia es el lugar donde más fieles reúnen, hay Diócesis
repartidas por decenas de países de todo el mundo, ya que la diáspora armenia,
como veréis en el siguiente artículo, se compone de millones de personas (el
triple de los que viven en su país), repartidas a lo largo y ancho de nuestro
planeta.
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Entrada al complejo de Echmiadzin |
En este complejo, situado a 19 kilómetros de Erevan, reside
el Catholicós (Papa) armenio. Entre el grupo de iglesias que podremos visitar,
destaca la catedral más antigua del mundo, Mayr Tachar (año 303), construida
por San Gregorio El Iluminador, de
quien se dice que fue el artífice de que el rey Tiridates III adoptase el
cristianismo como religión oficial del país. La iglesia de Santa Hripsime (618)
guarda una triste historia tras sus muros de toba volcánica. Esta monja huyó de
Roma junto con otras 36 religiosas por negarse a casarse con el emperador. Cuando
llegó a Armenia, el propio monarca se encaprichó de la bella mujer, que fue
apedreada junto con sus acompañantes al rechazar al rey. Sólo sobrevivió Santa
Nino, que huyó a Georgia, donde introdujo el cristianismo.
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Catedral de Echmiadzin |
En la iglesia Santa Gayané, del siglo VII, vemos una
multitudinaria y emotiva procesión. Y en la Catedral se esconde, para muchos,
la auténtica lanza de Longino, así llamada por el soldado romano que atravesó
con esta arma las costillas de Cristo en la crucifixión. Según cuentan, la
encontraron los cruzados en Tierra Santa durante la Primera Cruzada. Gracias a
este hallazgo (rebelado por San Andrés al cruzado Pedro Bartolomé) los
cristianos se llenaron de valor y derrotaron definitivamente a los musulmanes
en el asalto a Antioquía. Pero hay otro tesoro igual de valioso custodiado en
la Catedral de Echmiadzin… un trozo del arca de Noé.
Tras presenciar una misa de rito armenio, nos damos un paseo
por el complejo, donde se pueden reconocer la residencia del Catolichós, el
seminario, librerías, etc… Y algo que no debéis dejar de lado: las estelas de piedra. El detalle de cada una de ellas es asombroso. Talladas con bellas formas, están repartidas a lo largo de todo el recinto.
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Zvartnots, con el monte Ararat al fondo |
Tras esta intensa e interesante visita, paramos en
Zvartnots. Son unas ruinas muy bien conservadas de un templo o catedral del
siglo VII, con una forma cónica de 45 metros, donde fue enterrado San Gregorio.
Hay una placa de piedra del siglo VII con escritura cuneiforme, que más os vale
no mover de sitio, si no queréis ser víctimas de una terrible maldición. Al lado
hay un museo donde conservan valiosas y hermosas piezas encontradas en el
recinto, y donde se puede ver una maqueta de cómo pudo ser el edificio antes de
destruirse.
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Zvartnots |
Después de dar un paseo alrededor de estos bonitos restos
arqueológicos considerados Patrimonio de la Humanidad, comemos unas cuantas
moras de una de las moreras que lo rodean, y volvemos al autobús para regresar
a Erevan, donde disfrutaríamos de unas horas todavía, antes de que anocheciera.
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Catedral moderna de San Gregorio El Iluminador |
Seguimos moviéndonos andando por la capital, y así llegamos
a la Mezquita Azul (Blue Mosque), de 1765, llamada Gyoy Djami. Y para terminar
el día, lo completamos con la grandiosa Catedral de San Gregorio El Iluminador. De camino a esta enorme
catedral construida en 2001, un chico nos aborda muy amablemente al oírnos
hablar en castellano. Con su “mexicano” aprendido en Los Ángeles, se interesa
por nuestra presencia en su país. Él es hijo de uno de esos tantos de armenios
que tuvieron que salir de su tierra. Ahora, en vacaciones volvía a casa de sus
antepasados para visitar a los familiares que sus padres tuvieron que dejar
atrás. No abundan los turistas, y nos pregunta que es lo que nos ha impulsado a
visitar su país. Bueno, nos sorprendió la cuestión, y la respuesta hubiera sido
tan fácil como hacerle un gesto con las manos abarcando toda la ciudad que nos
rodeaba (y eso que lo mejor está fuera de la capital), pero no hacía falta
mostrarle nada, ya que él lo conocía de sobra. Nos gustó esa humildad con la
que se presentaba, pero a la vez, quisimos comunicarle que lo que ofrecía su
tierra no estaba disponible en ningún otro rincón del mundo. Y lo que ofrece
Armenia no es un decorado, es la historia más antigua del cristianismo, pero
sin aderezos ni florituras. Las iglesias son las más antiguas, las más respetuosas,
las más auténticas y las más humildes del cristianismo, tal como deberían
definirse los valores que ya no proliferan en ninguna religión. Armenia es el
comienzo del verdadero cristianismo, aquel que hoy en día se presenta tan
contaminado, tanto por fieles como por organizadores…
EL GENOCIDIO ARMENIO DE LA I GUERRA MUNDIAL
Hay, desde hace tiempo, un debate abierto sobre si mostrar o
no imágenes de cadáveres en los medios de comunicación. “¿Y a qué viene esto?”,
os preguntaréis. Pues a que, sólo mostrando lo peor del ser humano podemos
darnos cuenta de la maldad del ser humano. Una imagen vale más que mil
palabras. Nunca vas a sentir lo que realmente sufrieron aquellas personas si no
lo ves con tus propios ojos. Las imágenes remueven almas, conciencias,
corazones… memoria… porque sí, aunque parezca increíble, todavía queda gente
que cree, (o quiere creer) que el Holocausto nunca sucedió… . Y yo soy de los que piensa, que
solamente las escenas más impactantes pueden abrir los ojos y cerrar la
indiferencia. Y los fotogramas que he visto sobre el genocidio armenio me han
encogido el alma de tal manera, que he creído necesario compartirlo.
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Llama eterna en el centro, rodeada de las 12 lápidas |
Los campos de exterminio nazis nos recordaron la barbarie de
la que sólo el hombre hace uso. El genocidio judío ha sido el más conocido y
documentado de nuestra reciente historia. Después de haber leído miles de
artículos, visto cientos de vídeos y haber visitado varios campos de
concentración, pensaba que ya había sentido todo el horror que es capaz de
generar el ser humano… pero luego llegó Camboya… y luego Bosnia… y Ruanda… y Sudán…
Y a cada cual más salvaje, porque ya no se trataba del sueño de un grupo de
poder con ansias de convertirse en dioses y dominar el mundo. No… en los más
recientes, es el propio pueblo, que, guiado por esos despreciables líderes, no
dudaba en matar a sus vecinos porque alguien les decía que era lo correcto. ¿Y cuál
era el pecado de las víctimas? Pues pertenecer a una raza, etnia, nacionalidad
o religión diferente. Y como os decía, en las masacres posteriores a la II
Guerra Mundial, el factor “humano”, disfrazado de ideología, provocó la matanza colectiva. No eran
soldados uniformados cumpliendo órdenes, sino personas normales (comerciantes,
agricultores, empresarios), que, por su propia iniciativa (a instancias de su
presidente), no dudaron en coger cualquier cuchillo de cocina para degollar al
vecino (e incluso familiares) con el que había convivido pacífica y estrechamente
durante tantos años. ¿Qué tiene el hombre dentro para ensañarse a machetazos
con un amigo hasta matarle, despedazarle, o violarle de una manera tan sádica?
¿La exención de responsabilidad y el odio es suficiente? Tal vez la pasividad
del resto ayude… La pobreza del país, pero sobre todo las estrategias
geopolíticas, hacen que esas vidas humanas no merezcan atención por parte de
los que pueden salvarlas. Hitler dijo una vez, en referencia al exterminio… “¿Quién se acuerda de los armenios?” Hoy
les recordaremos nosotros en esta entrada que os traigo, porque el olvido
también es el culpable de los posteriores crímenes de lesa humanidad.
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Extensión del imperio Otomano |
Armenia, a finales del siglo XVIII pertenecía al imperio
otomano. Desde el siglo XV, musulmanes y cristianos convivían en cierta
armonía. Pero los armenios estaban vetados al acceso a cargos públicos y al ejército
entre otras instituciones, y tenían menos derechos, a pesar de pagar muchos más
impuestos. Ciertamente se sentían ciudadanos de segunda, por lo que empezó a
surgir el descontento, hasta que a finales del siglo XIX el malestar se
convirtió en sublevación. El ejército turco no dudó en reprimir a los
insurgentes, y en las llamadas Masacres
hamidianas perdieron la vida 200.000 armenios.
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Explanada del Monumento al genocidio armenio |
Con la llegada de los Turcos
Jóvenes al poder en 1908, que
tras un golpe de estado sacaron al sultán del gobierno, parecía que las
relaciones con los armenios mejorarían. Se les permitió acceder al ejército,
entre otras cosas.
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Soldados turcos durante la I Guerra Mundial |
Pero el verdadero genocidio se produciría en plena I Guerra
Mundial. Cuando comenzó el conflicto, los turcos se vieron en la tesitura de
tener que elegir bando. Puesto que su área de expansión por Europa ya había
llegado a su límite, el anhelo de nuevas tierras en el Norte y el Este, les
hizo decantarse por la alianza con los alemanes. Las rebeliones en los
territorios ocupados de Rumanía, Grecia, Bulgaria, o los Balcanes, obligaron a
los musulmanes a regresar a Turquía, donde llegaban huyendo del conflicto. Las
relaciones entre cristianos y musulmanes no hacían más que enquistarse, y la
guerra contra los rusos fue el detonante final del comienzo del genocidio. Tras
haber sido vencido estrepitosamente por las tropas caucásicas, el imperio
otomano culpó a los armenios del fracaso. Algunos miles habían luchado del lado
de los rusos, y aunque en las filas turcas combatían muchos armenios, éstos
fueron apartados y asesinados sin otro motivo que su origen. Aquella derrota
instauró en los otomanos la obsesión de que los armenios apoyaban a su enemigo
y que eran un peligro para el imperio.
Se aprobaron leyes que obligaban a la población armenia a
ser trasladada de sus hogares. El destino… la nada. El primer paso para
destruir la identidad armenia fue eliminar a los intelectuales. Sin referentes
que les lideraran, el pueblo llano era más débil. A ellos les metían en vagones
atestados de gente, donde perecían asfixiados y de hambre durante el largo
trayecto que no iba a ninguna parte. La historia se torna más macabra, ya que
ellos mismos se pagaban su billete. Estaban comprando su propia muerte. A otros
les embarcaban en navíos, que navegaban hacia el Mar Negro, donde eran
arrojados al mar. Y los barcos y trenes eran el final para los más
“afortunados”, porque el despiadado calor del desierto aguardaba a cobrarse
cientos de miles de vidas inocentes.
Arrancados de sus casas, los armenios fueron forzados a
marchar sin descanso a través de la interminable arena, para llegar a sus
nuevos hogares. Hogares que, por supuesto, no existían. En el camino se
quedaron 1.500.000 de personas, a las que la sed, el calor, el hambre, y el
cansancio vencieron. Escoltados por soldados, no se les permitía descansar ni
beber agua. A veces les hacían caminar en círculo durante todo el día. Desiertos
y montañas que ni los adultos podían superar, eran los obstáculos que debían
superar niños, mujeres y ancianos. La compasión durante la marcha de la muerte
no existía. Si alguien caía, nadie podía socorrerle, ni siquiera darle
sepultura. La cuneta sería su tumba. Si la naturaleza no acababa con ellos, el
ejército otomano se encargaba de enviar sus almas al otro lado. Acuchillados,
acribillados o empujados al río Éufrates, la muerte era su destino.
El gobierno y los líderes religiosos hicieron un llamamiento
público para acabar con los armenios. Se liberaron asesinos de las cárceles para
que fueran en su busca. Sorprendidos en sus campamentos, o en plena marcha,
eran asesinados y quemados vivos en graneros, con el beneplácito de las
autoridades. Marcados con un hierro incandescente, como el ganado, eran
perseguidos y torturados, y las mujeres, incluso niñas y ancianas, eran
violadas delante de sus familias, a las que obligaban a mirar. Cuando mataban a
un niño delante de su madre, y ésta cerraba los ojos para no verlo, los
soldados se los abrían. El infierno era tal, que muchos decidieron suicidarse
arrojándose al río.
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Campamento en el desierto I Guerra Mundial |
Aún así, 150.000 de ellos lograron llegar a un punto remoto de la actual
Siria, donde acamparon. En un erial, descansaron y esperaron. Esperar… a nada.
Allí, como en los miles de kilómetros anteriores, el futuro había huido de sus
manos. Murieron de inanición. Los diplomáticos americanos fueron testigos de
imágenes en las que los supervivientes de la marcha revolvían, (iba a decir
como perros hambrientos, pero ni siquiera ellos lo harían), entre las boñigas
de los animales, buscando semillas de cebada todavía no digeridas.
Al acabar la I Guerra mundial, los británicos exigieron a
los otomanos, derrotados, que juzgaran a los culpables de aquella matanza. Los tres
principales altos cargos de los Jóvenes
Turcos que fueron condenados se escaparon a Alemania y Tajikistán. Pero, al
igual que los israelís con los nazis, los armenios estaban dispuestos a perseguirles hasta
los confines del mundo. Los tres murieron asesinados a manos de ciudadanos
armenios (uno de los asesinos reconoció el asesinato y fue absuelto por un
jurado popular), y vieron así cumplida parte de su venganza.
El ASALA (Ejército Secreto Armenio para la Liberación de
Armenia) se formó en 1975 con el único objetivo de que se reconociera el
genocidio al que fue sometido su pueblo, y el de la creación de una nación
armenia independiente en los territorios reconocidos por el Tratado de Sevres,
que repartía el imperio turco después de la I Guerra Mundial, pero que nunca
entró en vigor, ya que no fue ratificado, y Estados Unidos y Rusia se negaron a
firmarlo. Este grupo armado persiguió y eliminó por todo el mundo a objetivos
turcos, sobre todo hasta 1985.
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Monumento al genocidio |
La palabra “Genocidio” sigue siendo, hoy en día, un término
maldito para muchos países, que se niegan a mencionarlo. Acuñado por Raphael
Lemkin en 1943, este judío polaco, profesor de la Universidad de Yale, perdió a
40 familiares durante el Holocausto judío. Él puso al pueblo armenio como
primer ejemplo en la definición de “su” vocablo. El mero hecho de designar una
matanza con esta palabra, obliga a la nación responsable de la misma a
indemnizar sustancialmente a los afectados. Son crímenes que no prescriben, lo
que les hace especialmente delicados a la hora de definirlos. Quizás el caso
que nos ocupa es el que más ampollas está levantando actualmente, ya que
Turquía se niega a reconocerlo. Ellos afirman que hubo muchas muertes de
armenios, pero también de turcos, y hablar de este tema es considerarlo
traición si eres turco, u ofensa si eres extranjero. Por eso países como
Estados Unidos o Gran Bretaña se resisten a llamarlo así. Con bases militares
importantes en territorio turco, no quieren ofender a su aliado en una
hipotética guerra contra Rusia o el terrorismo islámico. Además, la venta de
armas es un buen negocio. Es un importante punto geoestratégico al que nadie
quiere renunciar. Pero una veintena de países de todo el mundo, a los que cada
día se van sumando más, ya lo han reconocido públicamente. Abrió el camino
Uruguay y ya hay una larga lista. Os los dejo por orden alfabético…
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Alemania, Argentina, Armenia, Austria, Bélgica,
Bolivia, Brasil, Bulgaria, Canadá, Chile, Chipre, Eslovaquia, Francia, Grecia,
Italia, Líbano, Lituania, Luxemburgo, Países Bajos, Paraguay, Polonia,
República Checa, Rusia, Siria, Suecia, Suiza, Uruguay, Vaticano y Venezuela.
Seguro que echáis en falta alguno, ¿verdad? España, de
momento, no se suma al grupo, aunque sí hay que decir, que como en Estados
Unidos, por ejemplo, donde a pesar de que el gobierno nacional no lo ha
reconocido, sí lo han hecho 46 de sus 50 estados miembros, o Gran Bretaña
(Escocia, Gales e Irlanda del Norte), en España ocurre lo mismo, y hay
comunidades autónomas que sí han dado el paso:
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Aragón, Baleares, Cataluña, Navarra y País
Vasco.
100 años después, el asunto es tremendamente polémico, y en
Turquía no enseñan este acontecimiento histórico como un genocidio. Ellos creen
que fue en ambos bandos se sufrieron persecuciones y muertes (hablan de los
musulmanes que huyeron de los Balcanes tras la insurrección), y que no tiene
sentido mencionar esa palabra maldita. Si a nadie se le ocurriría asociar a los
alemanes actuales con los nazis, del mismo modo, nadie culparía a los turcos de
lo que hicieron sus antepasados otomanos. La cuestión quizás sea económica, de
puro bochorno o quien sabe, a lo mejor están convencidos de que realmente no se
trató de un genocidio. La historia cada uno la interpreta a su manera.
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Placa de los judíos armenios en el monumento |
Los aproximadamente 11 millones de armenios, de los cuáles
unos 8 millones viven fuera de su país, todavía siguen luchando desde las 150
naciones en las que están repartidos, reclamando insistentemente a la comunidad
internacional que se sume a su causa.
Para ellos, ningún genocidio podrá acabar con su pueblo,
porque como dicen… Dónde se juntan dos
armenios, se crea una Armenia.